Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, julio 26, 2006

Disparo

Un disparo suena a mediodía. Mientras el proyectil calibre .44 sale del revólver e inicia su fatídico camino, su mente, en microsegundos, inicia el último vuelo…

Primero viaja a su infancia en el barrio más pobre de la ciudad: descalzo, usando cualquier cosa como pelota para matar las tardes de aburrimiento y abandono. Vivía de la calle, de lo que mendigaba, hasta que su primer gran día llegó. Un hombre en un auto le regaló una pelota de verdad, y comida, por entregar una bolsa. Feliz y agradecido, cada vez que el auto aparecía se acercaba a ayudar desinteresadamente: y por cada bolsa que entregaba, más regalos recibía…

Ahora aparece en su adolescencia. Luego de años de hacer “entregas”, primero de “mercadería” y más tarde de dinero, el hombre del auto le pidió un favor mayor: debían quitarle mercadería a sus rivales. Por precaución, sólo por precaución, debía llevar un arma que él mismo le había entregado. Esa calurosa noche de verano los nervios y el alcohol lo traicionaron, y terminó con la primera muerte por su mano. Al día siguiente, y frente a la casa donde estaba la pieza que arrendaba, le dejaron un auto…

Ahora vuela a sus 18 años. Mucha mercadería repartida, mucho dinero y sangre corren por sus manos. El hombre del auto deja toda la acción en sus manos, pues ha demostrado ser de confianza. Los negocios, bajo su férrea vigilancia, presentan menos fugas y más envidias. Ya había muerto a dos de los suyos, al sorprenderlos alivianando los paquetes…

Llega su cumpleaños 21. Ya ha logrado mucho: 2 casas, autos de lujo, joyas, ropa, perfumes, mujeres. Sin que nadie se diera cuenta hacía pequeños, mínimos recortes (de preferencia en las quitadas) que con los meses reportaban grandes ganancias. Ahora tenía su negocio paralelo, que ya daba jugosos frutos. Ese día, el hombre del auto, aquel que lo guió en el camino de la riqueza, quería verlo para saludarlo por su cumpleaños, y darle un regalo… tal vez llegó la hora de hacerse cargo del cartel, expandirse al extranjero…

Llega al mediodía al lugar acordado, y aún no hay nadie. De pronto el mismo auto de años atrás se acerca, raudo. Por la ventana ve salir la mano del hombre del auto, con algo brillante. Un segundo después, su cabeza estalla…
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miércoles, julio 19, 2006

Cacería final

Otra vez en los sótanos de la ciudad, en espera de la nueva presa de la noche. La noche parece más oscura que de costumbre… eso es bueno, así no se darán cuenta de qué fue lo que les pasó. Ya es hora, debo salir de mi escondite para empezar la cacería.

Extrañamente a esta hora las calles están llenas de potenciales víctimas; eventualmente es un día de descanso, no lo sé ni me interesa, sólo se que el hambre empieza a arreciar y que la sed de sangre y matanza ya se hacen incontrolables. De todos modos se que no me debo descontrolar, pues tarde o temprano la comida llegará a mis manos, y por ende, a mis dientes.

Han pasado ya dos horas, y nada. Estos malditos humanos no tienen intenciones de facilitarme las cosas, al parecer deberé cambiar mi táctica y salir a buscar las presas, en vez de esperar a que lleguen donde yo estoy. Como siempre lo haré entre las sombras, entre sótanos y subterráneos, por alcantarillas y túneles; todo sea por evitar el contagio con la comida.

Recorro sigilosamente los rincones de la ciudad, en espera de ver aparecer alguien en mi camino para empezar a calentar motores, pero nada... qué más da, voy a salir, el hambre y la ansiedad son mayores que el temor al contagio humano. Primero camino apegado a las paredes, luego entre sombras, finalmente bajo los focos, y nada... meto mi cabeza por las ventanas de sus cuevas fabricadas, y no encuentro a nadie. ¿Qué se ha hecho mi comida? No lo comprendo, a menos que...

Recuerdo que mientras descansaba, un fuerte ruido acompañando un temblor me volvió en mi. Al abrir los ojos una cegadora luz lo envolvía todo, y un poderoso calor abrasaba hasta el aire que me rodeaba. Supuse que nuevamente soñaba con el infierno, así que no le di importancia y cerré nuevamente mis ojos para seguir descansando; al volver a abrirlos, unas horas más tarde, todo había vuelto a la normalidad...

Ahora que lo pienso, estos humanos usan bestias menores como juguetes o compañía (es la única raza animal que adopta otras razas de animales para hacerse compañía), que generalmente son bastante ruidosas, y en ocasiones intentan defender a sus humanos de mi cacería; estas bestias tienen mejores sentidos que los humanos, y cuando aparezco empiezan a avisar mi presencia. Esta noche ningún ruido me acompaña; el silencio, que en otras circunstancias es mi compañero favorito, hoy significa sólo una cosa: inanición…

Recuerdo que hace un tiempo, antes de matar y devorar a un loco que encontré vagando por un pasaje, el tipo gritaba algo acerca del fin de los días. Pero no como un rezo o una amenaza, sino como una convicción. Si el desgraciado tenía razón….

Han pasado ya cinco días con sus noches… he recorrido en todo horario este planeta inmundo… salvo plantas e insectos, ya no hay seres vivos… nunca pensé que el final iba a ser tan vergonzoso…. por… hambre…

miércoles, julio 12, 2006

Maléfico frugal...

Manos suaves
Ungen con dulzura
Estos pequeños seres
Repartidos por los valles
Temerosos por naturaleza
Esperando la ternura
Saludando al infinito...

Manos suaves
regadas con la sangre
de aquellos pobres tontos
que aún creen en el bien...

Ungen con dulzura
con aceites perfumados
así ablandan las carnes
para la entrada de la daga...

Estos pequeños seres
engendros del infierno
atacan cual pirañas
sin dejar nada a su paso...

Repartidos por los valles
los cadáveres podridos están;
sobre ellos vuelan los buitres,
más sedientos que hambrientos...

Temerosos por naturaleza
las vírgenes del sacrificio
nacen para morir
antes de tiempo...

Esperando la ternura
que nunca les llegará
así mueren con angustia
creciendo su sufrir...

Saludando al infinito
se despiden del mundo
porque familia no les queda
también se les sacrificó...

Sólo parecía un escrito
Adornado de naturaleza
Nada fue más falso;
Garantizada mortandad
Ronda todo el ambiente
Ininteligibles designios
Encaminaron el destino
Noble pero sangriento;
Todas murieron vanamente,
Al olvido su memoria marchó
Sin que nadie lo supiera…
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miércoles, julio 05, 2006

Diálogo

-¿Hace frío?
-No, no tengo frío.
-Ah... ¿calor entonces?
-Tampoco.
-¿Escuchas algo?
-No, no se oye nada.
-Ah... ¿y que alcanzas a ver?
-Nada.
-¿Nada?
-No, está oscuro.
-Mmmm... ¿sientes algo?
-No, ni sensaciones ni sentimientos.
-Ah… ¿y qué…?
-Espera. ¿Por qué me elegiste a mi?
-Porque eres el primero.
-¿El primero? ¿Cómo así?
-Sí, el primero. Nadie lo había intentado en estas circunstancias.
-¿Y en otras se ha hecho?
-Claro, miles de veces, pero nunca con alguien como tú.
-Ajá. ¿Y cómo sabrías que resultaría?
-No lo sabía, por eso es un experimento.
-¿Estás experimentando conmigo?
-Ehhh… sí.
-¿Porqué yo?
-Porque eres el único apto, en tu condición por supuesto.
-¿Y espera sacar alguna conclusión?
-De hecho ya tengo varias.
-¿Sí?
-Claro, la principal es este diálogo.
-¿Por qué?
-Nadie había entablado un diálogo así en un proceso como éste.
-¿En serio?
-Sí, es primera vez en la historia que el hipnotizado le pregunta al hipnotizador. Pero eso es sólo una parte...
-¿Por qué? ¿Tan especial soy acaso?
-Claro ¿Sabes algo de hipnosis?
-Un poco, ¿por qué?
-¿Escuchaste alguna vez de alguien que fuera hipnotizado, muriera durante de hipnosis, y así y todo siguiera con el diálogo...?
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