Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, noviembre 29, 2006

Estrella

Su cancino caminar era reflejo del duro día que vivió. Intentó carroñear alguna presa muerta por la cacería de un tigre dientes de sable; se apareó con una hembra de la especie, debiendo escapar antes que su tribu lo descubriera; en el camino a su caverna otro macho lo atacó por sorpresa y le robó la carroña que había conseguido. Cuando entró a la oscura cueva iluminada sólo por un fogón, su hembra y sus crías lo miraron con desdén. Simplemente botó sus implementos de caza, y se sentó a la entrada a contemplar las estrellas...

Su cancino caminar era el reflejo del duro día que vivió. Intentó quitarle un cuentacorrentista a un ejecutivo que recién había captado; tuvo una aventura con una amante incidental, debiendo escapar antes que su familia lo descubriera; en el camino a su departamento fue asaltado por un avezado lanza. Cuando entró al iluminado living, su esposa y sus hijos lo miraron con desdén. Simplemente botó el maletín y el celular, y se sentó en la terraza a contemplar las estrellas...

Separados por un millón de años, ambos hombres contemplan la misma estrella. Su luminosidad era notoria, casi mayor que la de la luna. En un instante y bruscamente, su brillo se opacó, al igual que los ojos de los hombres...

El cavernícola entró al departamento, y mientras la hembra y sus crías dormían, las asfixió una a una con sus almohadas...

El hombre de negocios entró a la caverna, y mientras la mujer y sus hijos dormían, los estranguló uno a uno con una tripa de animal trenzada...

El cavernícola no sabía de negocios... pero encontró en su habilidad para cazar las herramientas para captar clientes y seguir funcionando un millón de años después...

El hombre de negocios no sabía cazar... pero basado en los negocios pudo hacer estrategias para sobrevivir un millón de años antes...

Diez años después, el nuevo negociante y el nuevo cazador contemplaban nuevamente la estrella... y en un abrir y cerrar de ojos quien fuera negociante volvió a sus negocios, y quien fuera cazador retornó a la cacería... pero ambos habían olvidado sus orígenes... y poco antes que el cazador fuera cazado por su presa, y el negociante encarcelado por fraude, la estrella los recogió: dado que ninguno aprendió su lección, habrían de partir de cero... pero ahora a 10 millones de años uno del otro…
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miércoles, noviembre 22, 2006

Dulces sueños

Recurrente sueño viene a él, contra él, y que todas las noches se transforma en pesadilla. Más de diez semanas lleva en lo mismo; su sueño no es descanso ni su noche placentera. Y cada vez que intenta despertar el sueño se hace más y más profundo, y la pesadilla más y más vívida...

Es un lugar desconocido, no le ve entorno de importancia (de hecho, no recuerda haberse fijado en dicho entorno). Una mujer viene con ropa de verano, algo así como un vestido. Trae en su rostro una sonrisa de satisfacción y alegría, y en los brazos un gran ramo de rosas blancas. Se aproxima a él, y le entrega las rosas. Cuando las ve en sus brazos, están rojas... cuando de nuevo la mira, ella viste un riguroso negro, lágrimas corren por su rostro, y su mirada es de odio. Un ruido ensordecedor llena un su cabeza, y alcanza a escucharla entrecortada "tú me le quitaste... yo te la doy en pago...". Al mirar nuevamente el ramo, sus flores están negras, y sus manos secas, como de anciano… y despierta bañado en sudor. Un par de noches intentó tomar algo para no dormir, pero pese a ello no logró mantener la vigilia.

Él era uno de los mejores agentes de inteligencia militar de su país. Luego de diez años cumpliendo misiones, ahora se dedicaba a formar a los nuevos espías. Era temido y odiado por su fiereza y sangre fría, pero todos querían aprender de él. Trabajaba hace cuatro años con una asistente, también militar, pero que cumplía funciones de apoyo: hacía planos, conseguía informaciones, guiaba seguimientos, preparaba documentación, todo para que él entrara, ejecutara y saliera libre de polvo y paja. Cuando jóvenes, antes de entrar al ejército, habían tenido una aventura, pero había quedado en el pasado y ellos la mantenían ahí.

El último grupo que entrenaba llevaba diez semanas de preparación, y ya estaban listos para salir a una pequeña misión de seguimiento. Dentro del grupo destacaba una joven por su obediencia irrestricta de cualquier orden que se le diera. Ella lo acompañaría en el primer vehículo. Y la sujeto de la misión sería su asistente; era experta que no dejarse encontrar y en crear pistas falsas. La joven condujo el vehículo por varias callejuelas que, según su hoja de ruta, estaban dentro de las pistas reales. De pronto se desvió un poco del camino, pero sin alejarse del sector; al parecer estaba tomando un atajo. Luego de mirar su GPS endereza la cabeza, y un estallido en su cara le hace perder el conocimiento…

Despierta luego de un rato adolorido, sabe que su nariz está quebrada, siente aún la sangre correr; está amarrado a una silla de pies y manos. Quien lo tiene cautivo sabe que hace: potentes focos bloquean su mirada y una ensordecedora mezcla de músicas no le permiten escuchar nada.

Sin ninguna señal previa, la música se corta y las luces bajan. Una mujer con vestido de verano se acerca a él: su asistente, con una sonrisa dibujada en su rostro, lo mira satisfecha:
-¿Sabes cuántos años llevo esperando esto? ¿Te imaginas todo lo que he hecho por ti, y debí llegar a este extremo para encararte?

No entendía nada, pero debía ver cómo escapar. Lo primero era no entrar en el diálogo: tal vez ella era un agente doble, y no estaba dispuesto a revelar nada.
-Nos conocimos en el colegio ¿recuerdas? En cuanto te vi me enamoré... pero no fui más que otra más en tu cama... pero no importó. Me metí al ejército para estar contigo, y no me veías… me metí a inteligencia por ti… y nada. Me convertí en una asesina tal como tú, para mostrarte mi amor y fidelidad sin límite, y no resultó… vine aquí como cualquier niña con mi inocencia, y me la quitaron..., no, ¡tú me la quitaste!- esa frase... el vestido, la sonrisa... algo estaba mal...
-Mi conciencia estaba limpia, ahora está bañada de sangre en tus manos... todo por ti… - conciencia blanca... que se pone roja en sus manos... ¿qué viene ahora?
-Pues bien, ahora te toca recibir. Si... después de toda tu indiferencia, y de convertirme en lo que soy… ¿no te parece raro lo de la agente nueva, la facilidad con que te aturdió?, ¿su cara no te dice nada?-esos ojos se parecían a los suyos, y su cuerpo era similar a… no, era imposible…
-Sí maldito, es tu hija… ahora yo te la doy en pago por no quererla, y por matarme en vida...

Tras los focos se aproxima la joven, vestida de negro, quien lo rocía de bencina y le prende fuego. Mientras se quema y antes de morir, ve sus manos negras y secas por las llamas…

miércoles, noviembre 15, 2006

Familia

Servil. Esa era su mejor definición. Pero no en el sentido de individuo servicial capaz de resolver las necesidades de aquéllos que lo necesitasen. El era de aquéllos que se arrastraba a los mandos superiores para quedar bien en todos lados, el que se quedaba más allá de su horario si el jefe se lo pedía; el que incitaba al reclamo a sus compañeros y luego los denunciaba; el que hacía trabajos que no le correspondían, con tal de demostrar su eficiencia y la ineficiencia de los demás. Se sabía odiado, pero amaba lo que hacía y como lo hacía. Esa era su vida. Su familia vivía en otra ciudad, y no tenía pareja, por lo que sus logros laborales y personales eran lo mismo.

Luego del último proceso de contratación, le asignaron una compañera de trabajo a quien tenía que interiorizar en sus funciones. Al verla, el flechazo fue instantáneo. Todo en ella era perfecto a sus ojos, y por como lo miraba, al parecer para ella también él era lo que esperaba. En pocas semanas la cercanía se transformó en compañerismo, el compañerismo en amistad, y la amistad...

Ella sería la depositaria de sus secretos, de sus ambiciones, de su modo de hacer las cosas, de sus trampas. Y por las noches sería la compañera que, de una vez por todas, permitiría que su cabeza descansara de inventar mundos de fantasía para llenar en algo su vacía realidad. Ella sería quien convertiría su vida en vida y no sólo en un pasar de horas. Por eso debía adiestrar rápido a su amada: mientras antes terminara la siembra, antes conseguiría la cosecha merecida.

Ya hacía tres días que su amiga estaba en adiestramiento en dirección. Era raro, salvo las secretarías nadie pasaba adiestramiento con el gerente.

Al día siguiente es llamado desde contabilidad. Cuando llegó, uno de los contadores (a quien él había perjudicado meses antes frustrando su ascenso), sin mediar palabra le entrega un cheque y una carta, mientras una socarrona sonrisa se dibujaba en su rostro. La carta era... un finiquito.

Pero ese imposible, el era hombre de confianza del gerente, algo debía estar mal. Sale corriendo a la oficina, toca la puerta, y encuentra a su amada con una serie de grabaciones desplegadas en la pantalla del computador de gerencia, todas con fecha. Los fríos ojos de la mujer y del gerente fueron suficiente explicación... y mientras recogía los restos de vida que quedaban en su oficina, encontró los viejos cassettes que años atrás había usado con su antecesora. Recién en ese instante reconoció esa mirada y esos gestos, 20 años más jóvenes...


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miércoles, noviembre 08, 2006

Cerberus

El novel perro corría como loco por el patio del teatro. Si bien era sólo un cachorro de no más de seis meses, su envergadura ya era más que notoria. Sin tener una raza definida ni una estampa particularmente bella, su porte y energía sin límite destacaban, generando gran simpatía entre quienes frecuentaban el lugar. De hecho, esto llamó la atención del cuidador tres meses atrás, lo suficiente como para empezar a alimentarlo y bañarlo. En una semana, el cachorro ya era dueño del patio.

El teatro seguía un estricto régimen de ensayos. No estaba ubicado en un lugar muy seguro de la ciudad, por ende todos los artistas debían llegar e irse juntos. Pero todo ello quedaba atrás cuando cruzaban la reja: luego de recibir las fiestas y lamidas del juguetón perro, una sensación de seguridad y tranquilidad los invadía, permitiéndoles abocarse de lleno al trabajo. Por la mañana ensayaba la orquesta y el coro, y de la tarde el cuerpo de baile.

La compañía estaba preparando una obra monumental que nunca había podido interpretarse, ni siquiera en las generaciones de antaño: Carmina Burana. Decían los más viejos que nunca podrían concretar el proyecto: el teatro estaba emplazado sobre las ruinas de un convento, y como los Carmina Burana eran poemas eróticos y paganos, las almas de los monjes impedirían su ejecución en dicho teatro, otrora terreno sagrado. Cada vez que la compañía había intentado montar el espectáculo, eran víctimas de robos de sus instrumentos, vestuario, materiales de tramoya y varias cosas más. Inclusive hasta un incendio se declaró en una oportunidad.

Pero desde que el cachorro llegó, una exagerada calma y seguridad se apoderó de las dependencias. En sus tres meses nada había ocurrido; por eso los cantantes y músicos aguantaban sus aullidos en los ensayos de la mañana, y los bailarines sus saltos y correrías entre ellos por la tarde. Es por ello que todo el elenco dejaba sus cosas en el teatro, sin ningún miedo a no encontrarlas al día siguiente.

Una noche, un avezado ladrón especializado en objetos de arte, decidió dar el golpe. Sería fácil entrar al recinto, la reja no era muy alta ni segura, y el cachorro se dormiría rápidamente con la carne con somníferos que traía en una bolsa. Luego de tirar la carne, oír al perro correr para tomarla y luego verlo caer en el suelo presa del sueño, entró con calma por la reja y la puerta principal, cuyas cerraduras no eran desafío para su juego de ganzúas.

Luego de acumular un par de baúles con instrumentos musicales (seleccionados obviamente), se dirigió a la puerta para ir a dejarlos a la camioneta que había robado para el golpe. La oscuridad parecía… extraña. Para alguien acostumbrado a “trabajar” de noche, cualquier cambio era notorio. Esa noche parecían haber apagado las luces de la ciudad, la luna y las estrellas, pues no se veía nada.

Al acercarse a la reja un par de ojos rojos lo miran, a no más de un metro del suelo; al parecer el cachorro había aguantado el somnífero. Luego, frente a sus incrédulos ojos, el lomo del animal se encorva y junto con un descomunal ruido (mezcla de gruñido y aullido), algo pareció salir del cuello de éste. A los instantes, un segundo par de ojos y una segunda corrida de afilados dientes lo apuntan directo a su cuello. Antes de ver saltar a la bestia sobre él, alcanzó a sentir el olor a azufre…

A la mañana siguiente los músicos y cantantes son recibidos por el dulce y juguetón cachorro como siempre, el cual dejó el largo hueso con carne fresca que estaba comiendo a esa hora… La obra de arte, y la profanación, esta vez sí se consumarían…