Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, julio 25, 2007

Pintura

La estudiante de arte miraba extasiada el cuadro de la última exposición del museo. No lograba entender su propia fijación con dicha pintura: no era la de mejor factura técnica, ni la que expresaba mejor los sentimientos, pero algo en ella la atraía profundamente. Era un cuadro simple: una plaza, una escultura y una mujer pegada a la escultura de espaldas al observador. Ella misma había hecho pinturas de mayor sensibilidad y de mejor nivel técnico, pero no dejaba de atraerla. Algo había en la imagen que le traía recuerdos.

Una vez hubo terminado de ver toda la exposición y de preparar el informe para la clase de arte que estaba tomando, se dispuso a entrevistar a la pintora. Al acercarse, la artista la miró fijamente y al instante empezó a llorar. Uno de sus asesores le explicó que siempre pasaba lo mismo, que en todas las exposiciones miraba a alguien y empezaba a llorar desconsoladamente. Extrañada la joven intentó averiguar algo más pero no obtuvo respuestas. Antes de salir vio a la pintora cubrir con un manto negro el cuadro que tanto le había gustado.

La tarde estaba fresca, una suave brisa corría y hacía volar el pelo de la joven sobre su rostro. Mientras avanzaba por el parque en que estaba el museo y trataba de despejar el cabello de sus ojos, quedó paralizada: ahí, frente a ella, estaba la escultura que había visto en la pintura. Pero el entorno no cuadraba. Lentamente empezó a retroceder y pudo ver ante sus ojos aparecer la plaza que rodeaba la escultura. De improviso un largo bocinazo y un derrapar de neumáticos le anunció el final de la composición: un camión la atropelló, lanzándola sobre la escultura…

miércoles, julio 18, 2007

Arma

-Buenas tardes.
-Buenas tardes. ¿En qué la puedo ayudar?
-Necesito un arma para matar a mis hijos y suicidarme.
-¿En qué tipo de arma está pensando?
-No sé, pensaba que usted me podría guiar.
-Veamos, ¿qué edad tienen sus hijos?
-5 y 7 años.
-Mmmm… lo ideal sería una pistola 9 mm. Morirían al primer disparo, y no dejarían tantos destrozos como otras armas. Eso le permitiría suicidarse tranquilamente.
-Bueno, deme entonces esa y algunas balas.
-Las balas las vendemos por cajas. ¿Piensa matar a alguien más, su marido o alguna otra persona?
-No, sólo a mis hijos y a mí.
-Bien, con una caja tendrá de sobra.
-Gracias.
-Hasta luego, que le vaya bien.
-…..
-¿Necesita algo más?
-No… ¿realmente escuchó lo que le dije?
-Sí, todo.
-¿Y no va a intentar disuadirme o llamar a la policía?
-Señora, no soy psicólogo ni juez, soy vendedor de armas. De hecho ni siquiera soy el dueño sino sólo un dependiente.
-¿Y no le importa el uso que le voy a dar a esta arma?
-Señora, ¿conoce otro uso para las armas que no sea matar…?

miércoles, julio 11, 2007

Tonta

“Ahí viene la tonta” era una frase recurrente de escuchar cada vez que ella entraba. Era una mujer madura pero bien mantenida, que trabajaba hacía ya tres meses en la empresa de secretaria de gerencia. Lamentablemente sus capacidades no parecían estar a tono con los requerimientos del cargo; pese a ello nadie se atrevía a echarla pues parecía que tenía familiares influyentes, por lo cual le delegaron la única misión que podría cumplir sin mayores complicaciones: servir café. Su vida transcurría de reunión en reunión sirviendo café a cuanto ejecutivo llegara, sin tomar mucho en cuenta lo que ellos hablaban frente a ella o a sus espaldas.

La “tonta” era un verdadero enigma para todos. Nadie sabía si era o no casada, si tenía hijos, con quién o dónde vivía; ella era simplemente la “tonta”, la que servía café sin posibilidades de lograr nada en el mediano plazo.

Una mañana la “tonta” no llegó a trabajar, y desde ese día no reapareció. Todos echaron de menos alguien a quien explotar, a quien humillar, a quien pedir café y no tomar en cuenta. Su partida fue tan misteriosa como su llegada: nadie supo porqué se fue.

A la semana siguiente uno a uno los ejecutivos fueron desapareciendo de la empresa, tal y como había desaparecido la “tonta”: sin aviso y sin dejar rastro. Lentamente los rumores empezaron a correr por las oficinas: la “tonta” era la culpable. Cada cual tenía su interpretación: una sicópata que raptó y mató a los ejecutivos, un ánima que los llevó al más allá, un demonio que los arrastró al infierno. La incertidumbre reinaba en la empresa, en esos instantes acéfala.

El lunes de la siguiente semana la secretaria de recepción recibió una última sorpresa: una llamada telefónica de la sede central le ordenaba citar a una reunión general de todo el personal a mediodía en el auditorio del edificio corporativo. Una vez todos hubieron llegado, un joven en la cabecera les notificó que la empresa había sido entregada a una nueva gerente general, que había decidido cambiar toda la plana ejecutiva por su mal desempeño. Los ejecutivos que quedaban debían presentarse a la oficina de gerencia para definir los nuevos lineamientos de la empresa. Cuando llegaron la secretaria intentó hacerles una seña, pero ninguno la notó a tiempo. Al entrar, la “tonta” se encontraba en la testera de la mesa del directorio…

miércoles, julio 04, 2007

Diario

“Querido diario: te escribo estas líneas que son las últimas. Tú has sido lo único, entre personas y objetos, que conocen mi verdad y no me han cuestionado. Llevo más de 30 años guardando en ti todos mis secretos, pero el peso de ellos ya no es soportable para mis cansados hombros. He decidido que ha llegado la hora de dejar este mundo y terminar con mi legado a la humanidad.

La sociedad en que nací está corrupta querido diario. Durante 30 años he luchado por acabar con esta corrupción, asesinando a todos aquellos que buscan destruir a lo que más amo. Sé que soy un incomprendido, que me odian, que me juzgan y me buscan. Lo que pasa es que no son capaces de comprender que están mal, y que sólo quiero su bien, nuestro bien; no saben lo que son, lo que quieren ni lo que les conviene…

Más encima están ciegos, no quieren darse cuenta que aquellos a quienes les dan la responsabilidad de cuidarlos son los peores, los más corruptos entre los corruptos. También he muerto a muchos de ellos, pero ni así han podido darse cuenta de lo necesario que soy.

Y al final de estos 30 años querido diario, he descubierto el porqué de tanto odio e incomprensión: todos son malos. Nací equivocado, tratando de salvar a los buenos de la sociedad cuando en realidad son todos malvados. Así es diario, nadie merece vivir. Y yo tampoco, por no haberme dado cuenta a tiempo de lo ciego que también estaba, buscando bondad en este antro de maldad.

Es por eso querido diario que mi camino, nuestro camino, termina aquí. Antes de empezar a escribir me conecté a internet y gracias a los conocimientos comprados a algunos de esos mismos corruptos a los que he combatido por 30 años, pude activar la mitad del arsenal nuclear del planeta para que estallara en algunos minutos más. Me di el tiempo suficiente para despedirme de lo único no corrupto en este planeta: tú. ¿Y sabes por qué no eres corrupto? Porque no estás viv…”