Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, enero 28, 2009

Relojero

El relojero terminaba de ajustar las pequeñas ruedecillas dentadas del viejo reloj que estaba reparando. Quedaban muy pocos como él en la capital, pero estaba decidido a mantener la tradición heredada por su familia desde hacía ya cinco generaciones. La competencia era definitivamente desigual: competir contra los nuevos relojes que casi parecían computadoras de muñeca, e intentar no perder clientes frente a los baratísimos servicios técnicos de las multinacionales hacía casi insostenible su situación laboral y económica. Pero aún quedaban algunos clientes que querían cuidar reliquias familiares, y algunos inventores que necesitaban modificar relojes para algunas creaciones que requerían temporizadores de bajo costo.

Este era uno de esos casos algo extraños, donde un joven inventor necesitaba adaptar un reloj en desuso (por no decir chatarra) como temporizador. Tal vez en otras circunstancias se hubiera negado a una adaptación tan ridícula, pero el hambre y las deudas lo hacían aceptar de todo. Había usado toda la tarde para modificar esa basura y hacerla funcionar, pero como todos y cada uno de los relojes que habían pasado por sus manos, quedó perfecto.

Esa noche el joven fue a buscar el reloj. Luego de pagar el saldo de la modificación, el relojero le entregó el artilugio y le enseñó a usarlo con lujo de detalles; había quedado tal y como él lo necesitaba, así que no importaba lo alto del precio. Luego de envolver el paquete con el temporizador para la bomba, sacó su pistola y mató de un tiro en la frente al único posible testigo de la masacre que por tanto tiempo había planificado.

miércoles, enero 21, 2009

Amor culpable

-¿Qué te pasa? Estás pensativo hace demasiado rato.
-Sí, es que pasan demasiadas cosas a cada rato y cuesta acostumbrarse a tanto cambio.
-Pero no es tan terrible.
-Sí, si lo es. A veces estos cambios duelen mucho y desgastan.
-Bueno, sí, es cierto que pueden desgastar y dañar. Pero tampoco puedes ser tan malagradecido, hay mucha gente a tu alrededor que te quiere mucho.
-Sí, pero no es lo mismo tener al lado a quienes quieres que a quien amas.
-Tontito, ¿y qué soy yo entonces, un mueble?
-¿Tú? Tú eres a quien amo, eres la mujer que he amado toda mi vida.
-¿Y entonces? Aquí estoy, a tu lado.
-Sí, lo estás. Y por eso es que no creo poder recuperarme nunca.
-¿De qué estás hablando? No te entiendo, amor.
-Ese es el problema, me amas demasiado.
-Esto está cada vez más raro, ¿me lo puedes explicar en castellano?
-¿En castellano? Moriste hace un mes, y tu alma aún no puede seguir su camino. Estás atrapada aquí por culpa del amor.

miércoles, enero 14, 2009

Gracias

Sentado en una mesa mal iluminada al fondo del bar, el soñador soñaba. La vela que usaba para ver su vaso y prender sus cigarros ya casi estaba agotada, y sabía que le costaría conseguir otra, por tanto trataba de apilar por sus bordes la esperma con un mondadientes y así prolongar la única luz en su vida esa noche. Algunos metros más allá, en una tarima que hacía las veces de escenario, otro pobre desgraciado soñaba que era músico, y en un viejo piano desafinado interpretaba los perdidos acordes de una vieja zarzuela que su quemada voz era apenas capaz de hacer sonar más allá de su evidente sordera, pues lo que el piano entregaba nada tenía que ver con el tono de su voz.

A la luz de la casi inexistente vela, y en los acordes de la maldita zarzuela, el soñador soñaba. Soñaba con una realidad sin problemas, donde su alma no tuviera sentimientos, y ello le permitiera estar en paz consigo mismo. Soñaba con amplios espacios para su pequeño universo, donde todo lo que le gustaba tuviera cabida a la vez. Soñaba con el silencio de quienes lo rodeaban, que de una vez por todas se acabaran los deseos bien intencionados pero sin sustento real. Soñaba con ser feliz… de hecho soñaba con conocer al menos una vez en su vida la felicidad, para saber si es que quería ser feliz. Soñaba con que sus sueños se acallaran y dejaran de torturarlo.

De pronto el pianista se detuvo abruptamente, para regocijo y extrañeza de todos; su piano y su voz se silenciaron, y el viejo perdedor, movido como por un resorte se paró del piso cojo que le permitía ganar el alcohol nuestro de cada día. Sin saber lo que hacía cogió un sucio cuchillo de una de las mesas, y sin mediar provocación se abalanzó sobre el soñador, degollándolo de un solo corte. Cuando los otros parroquianos redujeron al viejo y le quitaron el cuchillo, éste despertó como de un trance sin saber qué había hecho. Cuando la mesera se acercó a tratar inútilmente de contener el río rojo que salía del cuello del soñador que yacía en el suelo, creyó ver una sonrisa en la cara del moribundo, y juró leer en sus labios: gracias…

miércoles, enero 07, 2009

Quema

Los viejos empleados del monasterio juntaban leña por montones. El inquisidor había logrado la confesión de seis brujas, por tanto había que tener madera suficiente para enviar a todas juntas al infierno y cumplir la labor empeñada por dios en los sacerdotes. Ellos, como buenos empleados que eran, se ganaban un trozo de cielo al ayudar a quemar a las malditas, por lo cual pese al cansancio no cejaban en la dura tarea de conseguir madera.

Los empleados se encontraban en las afueras de la ciudad, armados cada cual con una daga por si alguien intentaba asaltarlos, y con una pequeña botella de agua bendita, por si alguna bruja quería vengar a sus compañeras. Cuando estaban por terminar de cargar la leña recogida en la carreta, una joven y bella doncella apareció de la nada. Su delgado y pequeño pero tonificado cuerpo contrastaba con las gordas figuras del pueblo, y su rubia cabellera que apenas dejaba ver su largo y delgado cuello, hipnotizaron a los viejos empleados.

De pronto, sin dejar de caminar hacia ellos y de sonreír sutilmente, sus manos empezaron a cubrirse de llamas, pero sin arder. Al instante ambos hombres sacaron sus botellas de agua bendita al saberse frente a una bruja; pero al lanzarla contra la doncella no lograron ningún efecto. Uno de ellos alcanzó a sacar su daga y atacarla, pero el puñal rebotó en la piel de la grácil joven. Así, poco antes de estallar en mil pedazos, los pobres empleados entendieron que habían llevado una vida ayudando a quemar de todo, menos brujas de verdad…