Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, agosto 26, 2009

Guardia

La respiración se hacía cada vez más lenta y superficial, por más que se esforzara no podía contener más esa fuerza y en cualquier momento su tórax terminaría reventado, sin que hubiera nada que pudiera hacer. Tarde había aprendido la lección acerca de lo engañoso de las apariencias.

La mujer era una experta artista marcial, además de saber manejar un variado tipo de armas. Trabajaba de guardaespaldas de mujeres poderosas que no querían la notoriedad de los musculosos guardias hombres, o de aquellas que preferían la protección de su propio género. Pese a su pequeña envergadura era capaz de inmovilizar a cualquiera que se pusiera en su camino, y estaba completamente conciente de sus capacidades, de las cuales hacía gala cada vez que podía, a veces aunque no debiera.

Esa tarde le correspondía vigilar a la dueña de una cadena de supermercados. La mujer no gustaba de ningún tipo de vigilancia, pero pese a la resistencia de ella y su hija, sus asesores habían insistido. Luego de salir del edificio corporativo la dueña de la cadena de supermercados decidió dar una vuelta por el barrio, que no visitaba hace tiempo. De pronto una niña pequeña se acerca a la mujer sin motivo aparente; antes que la mujer reaccionara la guardaespaldas empujó por el hombro a la niña, lanzándola al suelo. Cuando la mujer se aprestaba a llamar la atención de la guardia por su violencia innecesaria, la pequeña se levantó y posó su mano sobre el pecho de quien la había empujado; con el solo roce de su mano llevó contra una pared a la guardia y sin mayor esfuerzo presionó hasta que el corazón y los pulmones de la aterrorizada mujer se paralizaron para siempre. Luego la niña miró a la empresaria, le tomó la mano y dijo:

-Vamos a casa mamá, tendremos que hablar con el resto acerca de lo que significa tu seguridad.

miércoles, agosto 19, 2009

Trapecista

El cansancio lo tenía agobiado. El dolor en sus brazos era insoportable, y pese a saber que todo terminaría peor de lo que era imaginable, tenía claro que en cualquier momento se soltaría con tal que el maldito dolor y el cansancio desaparecieran.

El trapecista estaba celoso, pues al espectáculo que protagonizaba había llegado un nuevo artista, más joven y fuerte que él, y que rápidamente lo desplazó de ser quien hacía las piruetas a quien recibía a quien arriesgaba su vida en cada salto. Pero además de desplazarlo de lugar en el show, también lo desplazó en el corazón de su amada. Así, no quedaba más que la venganza como medio para resarcir su alma. Sin que nadie lo notara cubrió de vidrio molido la barra del trapecio y las cuerdas de la malla de seguridad, de ese modo el joven se rompería las manos y caería a la malla, la que terminaría su trabajo.

Todo estaba listo. Luego de terminar de vestirse se acercó a la pista donde fue detenido por el dueño del espectáculo quien le avisó que el trapecista estaba enfermo y que él y su amada harían el show. Nadie pudo entender el egoísmo del viejo trapecista al negarse a ser el atrapador y dejarle el trabajo más pesado a una mujer…

miércoles, agosto 12, 2009

Juegos

Frente al espejo la muchacha miraba sin comprender. Llevaba más de media hora mirando y mirando a ver si su cerebro lograba interpretar la imagen que el espejo reflejaba, pero era imposible para su mente racional entender lo inentendible.

Esa noche de viernes la joven decidió irse de copas con el grupo de amigas de siempre a algún bar de moda: nunca estaba de más alguna conquista entretenida para pasar la noche. Cuando llegaron la muchacha inmediatamente quedó flechada con un hombre que aparentaba ser mayor que ella. Sentado al extremo de la barra a media luz, proyectaba una imagen que atraía por el misterio. La joven se acercó decidida a conquistarlo: se sabía bonita, y sería difícil que alguien de ese bar se le pudiera resistir. En efecto, y sin mayor esfuerzo, llamó la atención del hombre misterioso. A la media hora ambos abandonaron el bar con rumbo conocido.

Cuando llegaron a la habitación del motel que habían elegido, el hombre misterioso la abrazó con fuerza y empezó a jugar al vampiro con ella. La joven no le encontraba mucho sentido a esos juegos, pero por esta vez se dejaría llevar por el hombre misterioso. De pronto, mientras el hombre jugaba con su cuello se quedó dormida.

Algunas horas más tarde, de madrugada, la muchacha despertó sola en la habitación. Sin tener claridad de lo que había pasado se levantó de la cama y entró al baño. En cuanto entró se paró frente al espejo para ver qué marcas le había dejado el misterioso y ya desaparecido hombre: lo único que logró ver fue la pared tras de sí reflejada en el espejo…

miércoles, agosto 05, 2009

Colegio

En un rincón del patio del colegio la pequeña niña miraba al resto de los niños jugar. Anhelaba que la vida le diera la oportunidad de jugar y correr como el resto de los pequeños; o a lo menos la posibilidad de ir al colegio como alumna. Ella era la hija menor de la cuidadora del colegio, vivía con su madre en una pequeña casita detrás del patio principal, pero no podía asistir a ese establecimiento por lo excesivamente caro de los pagos. La precaria situación económica de la mujer le impedía enviar a su hija a cualquier colegio, pues ello implicaría desatender sus funciones y perder su trabajo, que a la vez era su hogar. Así, su pequeña hija tenía sólo un destino posible: cuidar del mismo colegio una vez que ella no pudiera hacerlo.

Ese día había sido especialmente agotador, los alumnos habían vuelto a clases de sus vacaciones y los recreos de la mañana parecieron interminables. La cuidadora ya veía una tarde igual o tal vez peor. Al sonar el timbre del primer recreo de la tarde no pasó nada, nadie salió de las salas, ni profesores ni alumnos; un silencio ensordecedor inundaba todo. La cuidadora no entendía nada, y decidió ir a mirar a las salas; al observar por la primera ventana descubrió un panorama espantoso: tanto los niños como el profesor yacían en el piso. Al entrar aterrorizada descubrió un penetrante olor a gas. Luego recorrió raudamente todas las salas, encontrando el mismo panorama: el suelo lleno de cadáveres y el olor a gas. Al ubicar la sala de mantenimiento encontró, a los pies de la llave de paso, dos guías telefónicas una sobre otra delante de una silla, como haciendo una suerte de escalera artesanal para que alguien pequeño pudiera alcanzar la llave. Lentamente se acercó al patio, y descubrió con dolor lo que creía encontraría: su pequeña hija corriendo y jugando libre con todo el recreo para ella sola.