Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, mayo 25, 2025

Librero

El viejo vendedor de libros usados estaba algo nervioso. Llevaba más de cincuenta años dedicado al oficio de librero, luego de heredar de su padre la librería de usados en la que se ganaba la vida. El hombre acostumbraba acompañar a su padre desde niño al lugar, por lo que estaba impregnado de los textos y sus ubicaciones. Cuando su padre falleció, de inmediato se hizo cargo del negocio, pues necesitaba el dinero para mantener a su madre y a sus hermanos menores, quienes no heredaron el gusto por la literatura, ni menos aún del comercio de libros de segunda mano.

El hombre recordaba con ansiedad a su padre. Pese a que la relación entre ambos fue siempre excelente, la sombra de la muerte del progenitor quedó grabada a fuego en la memoria del hijo. El hombre siempre le decía a su hijo que leyera los libros que más adelante vendería. También le decía que no los leyera todos, que siempre dejara uno sin leer, porque las viajas brujas decían que si terminaba de leer todos sus libros, la muerte llegaría en forma del último libro que hubiera leído; luego de ello el hombre le guiñaba el ojo y largaba una larga y sentida carcajada que inmediatamente daba a entender el carácter de broma de dicha frase. O al menos, eso era lo que ambos creían.

El muchacho llegó una tarde a acompañar a su padre. El hombre acababa de cerrar un libro de historias de gangster; en ese momento el hombre le contó a su hijo que ese era el libro que le faltaba por leer de toda la librería. Esa tarde la usaron para conversar acerca de literatura como siempre; cuando el reloj dio las siete de la tarde, ambos empezaron a bajar cortinas para cerrar el negocio; en ese momento frenó bruscamente frente al negocio un auto antiguo, de más cincuenta años desde su fabricación. Del interior bajaron cuatro hombres vestidos con ternos de la época del auto y todos con sombrero de fieltro, tres con revólveres enormes y uno con una ametralladora Thompson, y de la nada balearon a su padre frente a él. El reporte de la autopsia describió más de sesenta tiros en el cuerpo del malogrado hombre. Del vehículo y sus ocupantes nunca más se supo.

El viejo vendedor de libros miraba para todos lados. La última remesa de libros usados se había demorado, y sin darse cuenta había terminado de leer el último libro que le faltaba de toda la colección en venta. El hombre empezó a recordar el destino de su padre, mientras miraba con espanto la novela de terror que había terminado de leer.