Comentario
El barrendero escuchaba en sus audífonos una canción desconocida de una banda de amigos suyos, quienes le habían regalado una copia digital de su primera grabación para que la escuchara. El hombre era un experto en música popular, por lo que en el medio de artistas emergentes era bastante bien valorada su opinión; de hecho para muchos de ellos era una sorpresa saber en qué se ganaba la vida. El hombre simplemente les decía que cuando repartieron las oportunidades laborales él ya estaba escuchando música, por lo que asumía lo que le había tocado como destino y simplemente lo vivía. El hombre era feliz, y eso era suficiente para él.
A la semana siguiente el hombre estaba buscando música nueva para escuchar y comentar. Como todos los días recibía bastantes correos electrónicos ofreciendo grabaciones para que escuchara y comentara, por lo que a esa hora estaba preocupado de leer su email; extrañamente ese día su bandeja de entrada se encontraba vacía, y cuando estaba por cerrarla recibió una notificación de un nuevo mensaje. El correo no tenía remitente visible, no tenía asunto ni mensaje sino simplemente un enlace a una grabación; el hombre no se complicó por detalles, descargó el archivo y activó su reproducción.
El archivo era una grabación casera, de muy mala calidad, con instrumentos mal afinados, sonido repetido una y mil veces y una voz casi repugnante. El hombre alcanzó a escuchar treinta segundos, y decidió eliminarlo; sin embargo, por algún motivo no pudo hacerlo, y para más remate empezó a sonar más fuerte. El hombre estaba incómodo; intentó detener la reproducción por todos los métodos que conocía sin lograr nada, por lo que decidió apagar el teléfono. Una vez apagado el teléfono, en sus audífonos seguía sonando la canción, así que simplemente se sacó los audífonos.
El hombre estaba desconcertado, pues en su cabeza seguía sonando la canción cada vez más fuerte, lo que lo estaba descompensando. A algunos kilómetros de distancia, la bruja estaba terminando el trabajo encargado por una banda que fue mal criticada por el experto y cuyo juicio había echado por tierra la carrera musical de los artistas, quienes desde ese entonces habían estado buscando venganza hasta que se encontraron con la añosa mujer. Ahora sólo faltaba que el barrendero colapsara y muriera, para que la mujer les enviara la fotografía del cuerpo y así poder cobrar su bien ganado dinero.
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