Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, junio 15, 2025

Espera

La adolescente miraba incesantemente el reloj en espera de la llegada de su padre, quien la vendría a buscar en auto luego de la fiesta. La muchacha ya había rechazado a cinco vehículos de padres que habían ido a buscar a sus propias hijas, en espera que llegara su progenitor. El hombre bastante añoso había sido padre tardío, y ahora debía lidiar con costumbres modernas que le costaba aceptar, dentro de las cuales estaba el teléfono celular, aparato que no usaba porque le quitaba su privacidad. Así, la muchacha sólo supo a la hora que su padre había salido a buscarla, pero no tenía idea de cuándo pasaría a recogerla.

Cuatro de la mañana. La calle estaba vacía, casi no pasaban autos y nadie transitaba a pie. La muchacha seguía esperando a que la fueran a buscar. De pronto un vehículo antiguo modificado, con luces de neón bajo la carrocería, enormes parlantes con música estridente que estaba despertando a todo el barrio y pintura fosforescente se detuvo al lado de la muchacha. Desde el interior cuatro hombres jóvenes la invitaron a subir, a lo que la muchacha se negó cortésmente. En ese momento los ocupantes de los asientos traseros abrieron la puerta, se bajaron, y subieron a la fuerza a la muchacha. En cuanto cerraron las puertas el vehículo reinició la marcha.

Cuatro y media de la mañana. El padre llegó con su vehículo a la esquina donde debía recoger a su hija; en el lugar lo esperaba la muchacha, algo despeinada y con la ropa algo más arrugada que de costumbre. El padre le preguntó si la había pasado algo, lo que la muchacha negó. Al preguntarle por segunda vez la muchacha titubeó: el hombre detuvo el vehículo, apagó el motor y miró a la muchacha a los ojos. La joven se deshizo en disculpas para evitar contarle a su padre lo que había pasado y así evitarse el regaño. Luego de dos minutos sin que el hombre despegara sus ojos de los de la muchacha, la adolescente se decidió a hablar.

Los hombres avanzaron cerca de cinco cuadras con la muchacha. Uno de ellos, el más joven,, metió la mano por debajo de la falda de la adolescente. En ese momento la muchacha lo miró a los ojos, los cuales tornaron de color café a rojo fuego, abrió su boca y clavó con violencia sus colmillos en el cuello del hombre, quien gritó desesperado antes de morir desangrado. Los otros ocupantes del vehículo vieron con estupor cómo el cuerpo de la adolescente se llenaba de gruesos pelos grises y su cuerpo tornaba a algo parecido a un cánido. Cinco minutos más tarde los cuatro ocupantes del auto estaban muertos, y una especie de perro enorme volvía trotando a la esquina acordada, para luego retomar la forma de mujer humana adolescente. Su padre la miró, y le dijo que en la casa hablarían acerca de los permisos para volver a salir de noche.