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miércoles, abril 07, 2010

Historia de Sangre: Excursión (primera parte)

Historia de Sangre ©2007 Jorge Araya Poblete
Registro de Propiedad Intelectual Inscripción Nº 160719

Capítulo IV: Excursión (primera parte)

La vida en la villa estaba trastocada. Tres años atrás empezaron a producirse, primero esporádica y luego cotidianamente, sendas desapariciones de hombres, mujeres y niños, de los cuales no quedaba más rastro que sus huesos limpios en los márgenes del bosque que rodeaba el camino de salida. Muchas incursiones de exploradores, cazadores y guerreros habían intentado descubrir el origen de las desapariciones, pero habían servido sólo para incrementar el número de huesos blancos a la vera del camino.

Durante esos años, las explicaciones habían abarcado de todo: una tribu caníbal, demonios liberados en las inmediaciones por no cumplir los designios de los dioses (o del brujo de turno), bestias salvajes, insectos ponzoñosos, arenas movedizas comehombres… y la leyenda de un niño expulsado de un pueblo conquistado por ellos hace algunos años atrás, que había nacido de una familia normal pero con poderes diabólicos que le daban la fuerza de cien hombres… de todos modos, hasta la historia de la arena movediza era más probable que la de un niño con fuerzas sin límites. Pero no era extraño escuchar descabelladas leyendas, ni usarlas como respuestas a las dudas no resueltas. Las repetidas conquistas que habían logrado los llevaron a una mezcla de tradiciones que les había hecho perder y regenerar su identidad (de clan primero, de ciudad después) en varias ocasiones, así que todo era posible de escuchar en ese pueblo. Además, los rumores decían que la familia del niño estaba dentro de los sobrevivientes de la guerra, así que ellos podían haber esparcido la leyenda, sea para fortalecer los lazos en la conquista o para perdurar la memoria del hijo perdido.

El pueblo formaba parte de una estructura mayor, de un reino. Como era un lugar pequeño, el líder del imperio había destinado a un conde como su lugarteniente. Su linaje era de origen algo turbio, pero su inteligencia para hacer sentir a todos valorados habían hecho de él un gobernante querido y respetado. Su único problema era el de las muertes inexplicables, era el problema que podía poner en peligro su liderazgo; de hecho algunos de los más ancianos habían empezado a recordar a su abuelo, que no había sido un ejemplo de rectitud mientras vivió y gobernó la villa. Por tanto debía hacer algo y rápido si quería conservar sus privilegios y su poder.

El conde tenía tres hijos, dos hombres y una mujer, y a diferencia de lo que se podría esperar, era ella quien sacaba la cara por los tres. Sus hermanos eran bastante flojos y cobardes: la sola idea de salir a cazar un jabalí (inclusive un conejo) les hacía volcarse a la literatura y la pintura: todo era válido con tal de no correr ningún riesgo. Mientras tanto ella, con apenas 18 años, era una guerrera y cazadora eximia. Acostumbraba usar ropajes de soldado, a entrenar y salir a cazar con ellos. Un par de veces sus compañeros de caza habían intentado propasarse, y habían terminado con severas mutilaciones. Su espíritu era indomable, y ya había peleado en la guerra de conquista del pueblo de la leyenda del niño de los poderes. Estaba segura de poder dar caza al animal que estaba diezmando a su gente, pero su padre se había opuesto tenazmente: en un principio no quería que su hija dejara en vergüenza a sus tropas y a los hombres a su cargo, y luego simplemente por temor a que se convirtiera en otro montón de blancos huesos a la vera del camino.

Las cosas iban de mal en peor, no había forma que nadie diera con la guarida de la bestia, y el pueblo se estaba cansando de la inoperancia de su líder. Ya había tenido que sofocar dos intentos de rebelión en su contra, y su ejército se achicaba cada día más y más. Al parecer la única alternativa posible era permitir que su hija, junto con el grupo de guerreros y cazadores más avezados, intentara dar caza a la bestia. Sabía el riesgo que esto implicaba para su hija, pero por lo menos no era uno de los varones: la línea sanguínea se mantendría en el tiempo, y la herencia de su gobierno también. Finalmente se decidió la fecha, y la guerrera, junto con los quince mejores soldados y los veinte mejores cazadores y rastreadores, empezaron los preparativos. Los herreros forjaron espadas más gruesas y pesadas, los escudos y las armaduras también fueron reforzados, se prepararon mallas de acero para que los caballos también pudieran resistir los ataques de la bestia. Prepararon ballestas especiales, que pudieran disparar flechas más pesadas y con puntas más afiladas a mayor distancia, capaces hasta de atravesar armaduras convencionales. Llevaron sólo escuderos que hubieran estado en más de una guerra, y cada cazador aportó perros entrenados y expertos en perseguir y hasta matar presas mayores. Los preparativos tomaron un par de semanas, lo suficiente para que el pueblo viera desaparecer a quince de los suyos…

3 Comments:

Blogger Froiliuba said...

UYYYYYYYYYYYYY

Apareció la chica,
o se la come o como le de una oportunidad le veo sembrando tomates o trabajando en la fábrica pra aliemntar a los niños.

que se la coma podios!!!!!

6:27 a.m.  
Blogger Froiliuba said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

6:27 a.m.  
Blogger Daniel. Te invito a visitar http://eldeportero.wordpress.com said...

Conociéndote, me arriesgo a que el destino de la protagonista será ser comida de a poco.
Saludos

9:42 p.m.  

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