El piloto miraba despreocupado hacia
abajo. En esos momentos el mirar hacia abajo era el único modo de saber dónde
estaba ubicado sin tener que mirar alguna pantalla; allí, a decenas de
kilómetros se encontraba la superficie de la Tierra que brillaba gracias a la
luz del sol. El piloto de la nave acoplada a la estación espacial internacional
flotaba en la cápsula en que se encontraba, y mirar la Tierra le permitía saber
su ubicación en ese momento. De pronto, su mirada se enfocó en algo que parecía
inverosímil en ese lugar.
Mirando por la ventana, el piloto se
encontró cara a cara con alguien que lo miraba fijamente a los ojos a través
del vidrio de la cápsula, desde fuera. La persona que lo miraba flotaba en el
espacio pegado a la cápsula; el piloto por su parte intentaba entender cómo
alguien podía estar en ese lugar, sin traje ni oxígeno, y sin medidas que lo
contuvieran a la nave. La persona que lo miraba era un hombre joven, con una
tenida similar a la que él llevaba dentro de la cápsula, y con un semblante de
despreocupación similar al del piloto antes de notar la presencia fuera de la
nave. En un instante el piloto llegó a pensar que se trataba de su reflejo en
el vidrio, y que todo había sido una jugada de su imaginación; sin embargo las
facciones del hombre no se correspondían con las suyas, y el tipo flotaba
libremente en el espacio, y se podía ver su figura recortada sobre la imagen de
la Tierra. Definitivamente, la persona estaba donde parecía estar en ese
momento.
El piloto estaba perplejo. Por lo
extraño de la situación decidió no comunicar nada a la base ni a quienes
habitaban en esos momentos la estación, para que no lo tildaran de loco ni
intentaran contenerlo o mantenerlo encerrado en la cápsula. De pronto el piloto
decidió cambiar de ventanilla para no seguir viendo al hombre fuera de la nave;
sin embargo, al cambiar de posición se encontró en la ventanilla del otro
costado de la cápsula con el mismo hombre mirándolo a los ojos, y que ahora
dejaba entrever una leve sonrisa en su rostro. El piloto de inmediato se
devolvió a la ventanilla inicial, encontrándose de frente con el hombre, quien
ahora sonreía al mirar su expresión desencajada a través del material de la
ventanilla.
El piloto bloqueó ambas ventanillas, y
se sentó en el piso de la cápsula a pensar en lo que había visto. Tratando de
controlar sus emociones, el piloto empezó a pensar, y llegó a la conclusión que
su mente lo estaba traicionando, proyectando una imagen fuera de la nave y
descolocándolo por completo. De pronto el piloto giró, y se encontró con el
hombre sentado al lado de él en el piso de la cápsula, mirándolo en silencio y
con una gran sonrisa en su rostro; en ese instante el piloto acercó su mano al
hombre y en cuanto lo tocó y se aseguró que fuera real, sufrió un colapso
cardíaco que lo mató en el acto. El hombre esperó a asegurarse que el piloto
original hubiera muerto; en cuanto estuvo cierto de su muerte, arrastró el
cadáver a la exclusa y lo lanzó al espacio, tal como sus compañeros habían
hecho con los ocupantes de la estación espacial internacional. Ahora sólo
faltaba que llegara la hora de volver a la Tierra para empezar el proceso de
conquista del planeta.