Hoy desperté hambriento. He comido bien, 1 o 2 adultos por noche, pero pese a ello sigo hambriento. A veces no sé si es apetito real, o es algo en mi mente que me pide más carne y sangre. Tal vez sea el temor de recordar a los humanos y ponerme sentimental nuevamente. Quizás sea el gozo de verlos gritar y defenderse sin lograr nada. He llegado a creer que tengo raíces felinas: me encanta jugar con la comida antes de matarla...
Bien, creo que controlaré el hambre para poder pasar un rato entretenido. Ya tengo un buen escondite y estoy agazapado esperando presas. Han pasado algunas hembras con crías, pero no son desafío, quiero algo que dure más. Veo dos machos pero son pequeños, tampoco durarán mucho (aunque una vez capturé uno bastante voluminoso y gritaba peor que una cría hembra...). De pronto aparece un buen objetivo: es un macho, casi de mi contextura. Sé que jamás tendrá mi fuerza, pero por lo menos me costará algo más arrastrarlo (o eso espero).
Cada vez más cerca, creo que a éste lo atacaré de frente, para que sí sepa lo que le va a ocurrir. Dejo mi escondite, lo enfrento y... ¿qué demonios pasó?, ¿porqué diablos volé 6 metros por encima de mi presa?, ¿acaso ahora descubro que también puedo volar? Voy por él antes que huya pero... qué raro, sigue caminando igual de lento. Debo atacar con más fuerza; ya te tengo desgra...
¿Quién es éste? Desde que era cría, nadie me había doblado de un golpe en el abdomen. Bien graciosito, te llegó la hora. Ahora sí, de frente, mi mejor puñetazo para sacar tus entrañas... nada, salvo el dolor en mi mano; logro bloquear su primer golpe y empieza una salvaje y descontrolada pelea, la lluvia de puñetazos y patadas de un y otro lado genera en ambos dolor y cansancio, pero ninguno se detendrá (por lo menos yo no). De hecho algunos humanos se acercan a mirar, creo que jamás habían visto una lucha igual. Uno de los estúpidos se acerca a intentar detenernos. No sé si fue mi golpe o el de mi rival el que desprendió su cabeza... por lo menos fue suficiente para que el resto de los humanos escapara.
Nuestra pelea se alarga más y más, ya veo como empieza a clarear y este maldito no deja de golpear y bloquear tal como yo, como si supiese de qué modo lo voy a atacar. Ya es hora de abandonar lo convencional, esto se alarga demasiado y corro el riesgo de nuevo de caer en el embrujo del día. Con rapidez uso uno de los últimos trucos que aprendí, logro derribar al desgraciado, y ya en el suelo es fácil aturdirlo. Antes de matarlo veré su cara, quiero saber cómo es el cerdo que me dio la mejor pelea de mi vida. Al descubrir su rostro, sus ojos se abren y toma mi cuello mientras esboza una sonrisa... ¿abuelo...?
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