Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, abril 27, 2011

Guitarra

El asesino arrepentido estaba intentando rehacer su vida. Luego de pasar quince años en la cárcel pagando su pecado de juventud, deseaba poder hacer algo con su existencia; mal que mal no era tan tarde empezar a los treinta y cinco de nuevo, si existían los deseos de hacer un cambio radical en su forma de vivir. Los años en la cárcel lo habían curtido, y le habían enseñado que por lo menos no deseaba volver a ese antro de perdición que llamaba casa, ni menos al pozo de torturas que había sido la prisión en su vida. En esos momentos estaba dispuesto a cualquier sacrificio con tal de no recaer.

Desde joven el asesino había deseado dedicarse a la música, pero lamentablemente nadie lo había apoyado, y sus condiciones no eran las mejores. En prisión había tomado un taller de guitarra básica que a duras penas logró terminar, quedando con ganas de aprender lo más posible en el menor lapso de tiempo. Sabía que sería demasiado difícil, más aún para alguien impaciente como él; de todos modos no había modo de apurar el proceso, ni podía delinquir para aprender más rápido o mejor, o al menos eso creía…

Una noche, luego de tratar infructuosamente de sacar una simple tablatura de tres acordes, encontró una revista que contaba la leyenda del diablo que enseñaba a tocar la guitarra como un virtuoso en una noche a cambio del alma del desgraciado que se lo pidiera. Preso de la frustración y la desesperación decidió ir a medianoche al cruce de caminos que la leyenda describía. Luego de esperar algunos minutos, una ola de aire frío lo rodeó y una voz indefinida le habló desde la nada:

-Hola.
-Ehh… hola… ¿usted es el diablo?
-Así dicen. ¿Qué quieres?
-… yo… este… hay una leyenda… ehh…
-Ah, esa estupidez de la guitarra.
-Ehh… sí, yo… necesito ser un músico famoso para poder subsistir, y estoy dispuesto a darle mi alma a cambio.
-Ajá.
-Ehh… ¿trato hecho?
-No.
-Pero… ¿por qué, no le interesa mi alma?
-Sí.
-¿Y entonces?
-No doy nada a cambio por lo que es mío. Cuando mataste a ese desgraciado en la calle a palos por gusto me regalaste tu alma.
-Pero yo pagué 15 años en la cárcel, y me arrepentí de lo que hice.
-Sí idiota, ¿y con eso revivió el pobre desgraciado? Adiós, nos vemos el día de tu muerte. Hasta siempre…

4 Comments:

Blogger C.G. said...

Ciertamente no se lo esperaba.
Pues el arrepentimiento no necesariamente es suficiente.
Buen cuento...
Se me figura que de la misma línea de aquel genial blues, ¿no?
:-)

9:06 p.m.  
Blogger Unknown said...

El que se arrepiente.... NO se salva! LOL.
Excelente relato hon...Bueno el dialogo, me mató XDD

12:18 a.m.  
Blogger Icy said...

OBVIO!!! El tráfico de almas no resucita muertos... Que yo sepa... Jajajajajja

1:25 a.m.  
Blogger Froiliuba said...

Si el demonio existe, seguro que es así, y sería lo justo, un arrepentimiento no devuelve vidas

un placer regresar a tu casa
saludos

2:14 p.m.  

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