-¿Qué quieres?
-Nada.
-¿Por qué estás aquí?
-No sé, simplemente vi el bar, me llamó la atención y entré.
-¿Y quieres que crea que no me viste?
-No, me interesa muy poco lo que creas. No te vi pese a lo que creas o dejes de creer.
-¿Piensas que siendo agresivo va a cambiar algo de nuestra historia?
-No, nada. Soy agresivo, contigo y con todos.
-¿Y qué haremos ahora?
-Yo no haré nada.
-¿Nada? ¿Sabes lo que eso significa?
-No.
-Yo no salgo por nada. Si tú no haces nada deberé hacerlo yo.
-Está bien. Total, ya he hecho mucho por ti, ahora te toca devolverme la mano.
-¿Me estás diciendo que te debo algo acaso?
-Por supuesto. En todos estos años de sicario te he dado una gran cantidad de muertos. Llegó la hora que me compenses.
-Está bien, si no vas a matar a nadie esta noche y es eso lo que deseas, te llevaré a ti.
-Gracias, amiga Muerte…