El escritor se enfrentaba a su realidad. Luego de años de escribir y escribir tuvo que reconocer que era un mal escritor. Su curriculum estaba lleno de lugares comunes, personajes copiados, historias repetidas y finales predecibles, y pese a ello era un triunfador. Sin saber cómo, había logrado que las editoriales se pelearan por publicar sus textos, y que cada libro que publicara fuera éxito de ventas en casi todo el mundo. Así, había logrado tener un excelente pasar para él mismo y toda su familia, y con apenas cuarenta y cinco años tenía asegurado el futuro de dos generaciones de su descendencia. Pero un año antes había decidido releer todos sus escritos desde su primera publicación, y luego de terminado el proceso se vio como un mediocre con suerte.
¿Qué se hace cuando la realidad te escupe en la cara a la mitad de la vida? ¿Apurar el fin, cambiar el rumbo, buscar causas, hacerse el estúpido? Las posibilidades podían ser ilimitadas, pero el sufrimiento causado por la verdad era una tortura indescriptible. Para empezar debía contactar a su editor y decirle que ya no escribiría más, mal que mal tenía recursos para hacerlo, e inclusive hasta le alcanzaba para indemnizar a la editorial si es que iban a juicio. Luego de conversar con él y llegar a un acuerdo respecto de las re-ediciones de sus trabajos, se dio la noticia al público. La reacción de la masa fue incomprensible para él: cientos de miles de mails colmaron su correo y el de la editorial, exigiendo que cambiara de opinión. Programas de televisión, reportajes en diarios y revistas, páginas web y cuanto medio de difusión estuviese disponible era útil para que cambiara de parecer y siguiera escribiendo.
El escritor se enfrentaba a la realidad. Mientras empezaba su nueva novela luego de ceder a las presiones de sus fanáticos lectores en todo el mundo, intentaba entender lo que había sucedido. La respuesta más simple era a la vez la más terrible, y posiblemente la única cierta: los escritos de un mediocre con suerte llenaban las necesidades de los millones de mediocres desafortunados.