Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

viernes, abril 21, 2017

Guerra




—Estamos en guerra—dijo de pronto de la nada la mujer.
—Lo sé—respondió indiferente el hombre.
—¿Qué haremos al respecto?—preguntó ella, algo preocupada.
—Nada—respondió él, sin inmutarse.
—¿No intentaremos detenerla?—preguntó de pronto la mujer, haciendo que el hombre levantara la mirada y la clavara en sus ojos.
—Yo no al menos. ¿Tú intentarás detenerla?—preguntó de vuelta el hombre.
—Al menos pretendo intentarlo—dijo ella, decidida.
—Que te vaya bien con eso—dijo él, volviendo su vista a sus quehaceres.
—¿Eso es todo, estamos en guerra, no intentarás nada, y me dices que me vaya bien en mi intento de detenerla?—preguntó ella, casi iracunda.
—Tú y yo sabemos que no podrás detenerla, y pese a ello lo intentarás. No me queda más que desearte suerte en tu intento, a sabiendas que es tiempo perdido—respondió él, sin levantar la cabeza.

La mujer quedó en silencio pensando, tratando de entender la reacción del hombre. Era cierto, su intento no era más que tiempo perdido, pero algo le impedía quedarse impávida frente a la guerra que ya había empezado.

—Me voy—dijo de pronto la mujer.
—Espera un poco—dijo el hombre, dejando de hacer lo que estaba haciendo y poniéndose de pie—. No pierdas tu tiempo, yo lo haré.
—¿Estás seguro?—preguntó ella, algo preocupada.
—Sí, a mí sí me harán caso—dijo él, decidido.

El hombre salió del lugar en que se encontraba, se dirigió a una explanada donde entró en profunda meditación. Luego de un par de segundos volvió a su estado normal, y volvió donde la mujer.

—Listo, se acabó la guerra—dijo él, sentándose para volver a sus quehaceres.
—¿Eso fue todo, nada más ya se acabó?—preguntó ella, sorprendida—. ¿Y qué hiciste para convencerlos?
—Simple, un par de temblores en todo el planeta, entré a sus mentes, y les dejé claro que si seguían con su guerra olvidaría mi promesa y les enviaría un nuevo diluvio, pero esta vez de cuatrocientos días con sus respectivas noches.