Trote
El hombre trotaba temprano cada mañana. Todos los días se levantaba a las cinco de la mañana y a las cinco veinte ya estaba en la calle trotando sin importarle la oscuridad, el clima o el tráfico. El hombre siempre iba adecuadamente vestido con ropa deportiva acorde a la época del año, y mantenía un ritmo de trote permanente en todo su trayecto.
Esa mañana el hombre trotaba por la avenida que quedaba a tres cuadras de su casa. De pronto se encontró con un camino de tierra seco y polvoriento. A la distancia se veía un grupo de carpas antiguas, custodiadas por dos soldados ataviados con ropas coloridas, armados con enormes fusiles; los hombres lo miraron con curiosidad, pero al notar que no representaba peligro, siguieron escudriñando el resto del paisaje.
A la mañana siguiente el hombre llegó nuevamente a la avenida; nuevamente a los pocos metros apareció un camino de tierra, esta vez más húmeda, y con una mayor densidad de árboles. A la distancia vio aparecer sendas construcciones de madera, paja y barro, desde las cuales salían personas ataviadas con ropas simples hechas de telas básicas. Las armas que algunos portaban eran mazos, arcos y flechas y lanzas. Ninguno de ellos tomó en cuenta al hombre; al parecer, ni siquiera lo vieron.
Otro día cualquiera el hombre llegó a la avenida: de pronto se encontró con una tormenta eléctrica, lluvias torrenciales y agua desbordada al lado de un inexistente camino. En ese momento un enorme animal de cerca de veinte metros de largo y diez de alto, cubierto de una fina capa de plumas, comía de la copa de un extraño árbol; a la distancia un grupo de animales más pequeños pero con enormes garras lo acechaban, esperando el momento preciso para darle caza y convertirlo en comida.
Esa mañana el hombre despertó algo preocupado, se vistió como siempre y salió a trotar a las cinco veinte de la mañana. A tres cuadras de su casa estaba la entrada al agujero de gusano que le permitía trotar en distintas etapas de la historia del lugar; el hombre estaba algo atemorizado, pues si todo seguía cierta lógica, podría tal vez aparecer en una época en que en vez de tierra hubiera un océano, o peor aún, una superficie gigantesca de lava.
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