Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, febrero 02, 2025

Trote

El hombre trotaba temprano cada mañana. Todos los días se levantaba a las cinco de la mañana y a las cinco veinte ya estaba en la calle trotando sin importarle la oscuridad, el clima o el tráfico. El hombre siempre iba adecuadamente vestido con ropa deportiva acorde a la época del año, y mantenía un ritmo de trote permanente en todo su trayecto.

Esa mañana el hombre trotaba por la avenida que quedaba a tres cuadras de su casa. De pronto se encontró con un camino de tierra seco y polvoriento. A la distancia se veía un grupo de carpas antiguas, custodiadas por dos soldados ataviados con ropas coloridas, armados con enormes fusiles; los hombres lo miraron con curiosidad, pero al notar que no representaba peligro, siguieron escudriñando el resto del paisaje.

A la mañana siguiente el hombre llegó nuevamente a la avenida; nuevamente a los pocos metros apareció un camino de tierra, esta vez más húmeda, y con una mayor densidad de árboles. A la distancia vio aparecer sendas construcciones de madera, paja y barro, desde las cuales salían personas ataviadas con ropas simples hechas de telas básicas. Las armas que algunos portaban eran mazos, arcos y flechas y lanzas. Ninguno de ellos tomó en cuenta al hombre; al parecer, ni siquiera lo vieron.

Otro día cualquiera el hombre llegó a la avenida: de pronto se encontró con una tormenta eléctrica, lluvias torrenciales y agua desbordada al lado de un inexistente camino. En ese momento un enorme animal de cerca de veinte metros de largo y diez de alto, cubierto de una fina capa de plumas, comía de la copa de un extraño árbol; a la distancia un grupo de animales más pequeños pero con enormes garras lo acechaban, esperando el momento preciso para darle caza y convertirlo en comida.

Esa mañana el hombre despertó algo preocupado, se vistió como siempre y salió a trotar a las cinco veinte de la mañana. A tres cuadras de su casa estaba la entrada al agujero de gusano que le permitía trotar en distintas etapas de la historia del lugar; el hombre estaba algo atemorizado, pues si todo seguía cierta lógica, podría tal vez aparecer en una época en que en vez de tierra hubiera un océano, o peor aún, una superficie gigantesca de lava.