“Querido diario: te escribo estas líneas que son las últimas. Tú has sido lo único, entre personas y objetos, que conocen mi verdad y no me han cuestionado. Llevo más de 30 años guardando en ti todos mis secretos, pero el peso de ellos ya no es soportable para mis cansados hombros. He decidido que ha llegado la hora de dejar este mundo y terminar con mi legado a la humanidad.
La sociedad en que nací está corrupta querido diario. Durante 30 años he luchado por acabar con esta corrupción, asesinando a todos aquellos que buscan destruir a lo que más amo. Sé que soy un incomprendido, que me odian, que me juzgan y me buscan. Lo que pasa es que no son capaces de comprender que están mal, y que sólo quiero su bien, nuestro bien; no saben lo que son, lo que quieren ni lo que les conviene…
Más encima están ciegos, no quieren darse cuenta que aquellos a quienes les dan la responsabilidad de cuidarlos son los peores, los más corruptos entre los corruptos. También he muerto a muchos de ellos, pero ni así han podido darse cuenta de lo necesario que soy.
Y al final de estos 30 años querido diario, he descubierto el porqué de tanto odio e incomprensión: todos son malos. Nací equivocado, tratando de salvar a los buenos de la sociedad cuando en realidad son todos malvados. Así es diario, nadie merece vivir. Y yo tampoco, por no haberme dado cuenta a tiempo de lo ciego que también estaba, buscando bondad en este antro de maldad.
Es por eso querido diario que mi camino, nuestro camino, termina aquí. Antes de empezar a escribir me conecté a internet y gracias a los conocimientos comprados a algunos de esos mismos corruptos a los que he combatido por 30 años, pude activar la mitad del arsenal nuclear del planeta para que estallara en algunos minutos más. Me di el tiempo suficiente para despedirme de lo único no corrupto en este planeta: tú. ¿Y sabes por qué no eres corrupto? Porque no estás viv…”