La niña despertaba lentamente de su plácido sueño. Sentía que había dormido por días, pues le costaba bastante reconectarse con el mundo conciente. No había tenido una buena semana pero al parecer el descanso había removido todos los dolores del alma que había vivido. Ya no le dolía la pelea con sus padres por las llegadas de madrugada, tampoco la desilusión con su pololo al encontrarlo besándose con su mejor amiga, ni menos la cantidad inconmensurable de alcohol que bebió para olvidar todo. De hecho no recordaba bien qué había pasado luego de beber, probablemente alguien la fue a dejar a su casa y su familia la acostó para que descansara y luego empezar las discusiones de nuevo.
La niña ya estaba bien despierta. La habitación estaba bastante oscura y la cama algo dura, al parecer había despertado de madrugada pues no se escuchaba ningún ruido. Al intentar levantarse chocó contra algo duro sobre ella: al intentar abrir los brazos también chocó con algo duro. Lentamente empezó a notar lo difícil que le era respirar. Definitivamente ni siquiera se aseguraron que estuviera bien muerta para sepultarla…