-Pásame las llaves.
-¿Para qué, si yo puedo abrir la puerta?
-No te hagas el loco, pásame esas llaves.
-Ya, está bien, las guardaré.
-No insistas, pásame las llaves.
-Bueno, las dejaré en…
-¡Pásame esas malditas llaves!
-Está bien, toma. Pero no importa, ya te distraerás, te las quitaré y podré abrir las puertas del infierno…