El blanco manto de nieve cubría todo lo que su vista permitía ver. El reflejo del sol sobre la nieve le dificultaba escudriñar el horizonte pese a los gruesos lentes con filtro UV que usaba. Había dejado de precipitar dos días atrás y el día anterior se había dejado ver tras las nubes un esplendoroso sol; sin embargo, era difícil acomodar la vista al espectáculo.
El soldado estaba acostumbrado al clima hostil. Luego de una década como instructor de comandos de ejército, ya nada lo hacía sentir mal. El repetir campañas una tras otra vez habían curtido su cuerpo y templado su espíritu, por lo que nada de lo que vivía le hacía mella.
Luego de terminar de investigar desde su campamento decidió emprender la marcha; elegiría al azar un punto cardinal y empezaría a caminar. Su único objetivo era llegar a alguna base o a algún lugar poblado, más adelante tendría tiempo de averiguar cómo diablos había estado nevando por tres semanas en el Sahara…