Historia de Sangre ©2007 Jorge Araya Poblete
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Capítulo XIII: Perpetuación
Trece años pasaron, y Víctor no quiso aprender las lecciones de la vida. Su hijo, al que él llamaba también Víctor pero que respondía sólo a “bestia”, había seguido varias de las etapas de desarrollo del Blood original. Luego de lograr romper los barrotes del castillo había empezado a cazar animales; se escondía con gran facilidad, perseguía sigilosamente a sus víctimas y las mataba de un solo golpe; las engullía íntegramente y dejaba botados los huesos en el mismo lugar de la matanza. Los problemas graves empezaron a los doce años, cuando un soldado enviado por el rey a cobrar los impuestos se burló de él y lo atacó con su espada: el niño esquivó el ataque, golpeó furiosamente al soldado y lo mató. Al limpiarse con la lengua la sangre de sus manos sintió el sabor más agradable de su vida, y en cortos minutos dio cuenta del cadáver. Cuando su padre lo supo, tuvo que usar todas sus influencias para hacer pasar el crimen como el ataque de animales salvajes, que dejaron solamente ropa y huesos. Pero lo grave de la situación fue que la bestia descubrió en los humanos a su gran fuente de alimentación. Sólo la intervención continua de su padre evitó que diezmara a los sirvientes. Por su lado, éstos estaban juramentados: si decían algo fuera de las paredes del castillo, Víctor simplemente dejaría que su hijo hiciera lo que quisiese con ellos. Desde esa fecha, la joven bestia salía todas las noches de cacería a los alrededores, y siempre volvía satisfecho. Lo único bueno de ello era que Víctor ahora sí podía pasar las noches en su castillo.
Ahora que el joven hijo del conde había cumplido quince años, la situación era simplemente insostenible. Sus cacerías ya estaban despertando sospechas en los pueblos cercanos, e inclusive algunos sirvientes habían filtrado algo de información antes de morir de viejos. La antigua leyenda del monstruoso hijo del conde estaba renaciendo, y cada día con más fuerza. Había que hacer algo, pero en orden. Había que desterrar de algún modo a la bestia fuera de los límites del pueblo, para que siguiera por su cuenta. Pero antes… antes había que conseguir un heredero, un nieto a como diera lugar. Y había que asegurarse que fuera un auténtico Blood…
Una mañana en que la bestia descansaba luego de su cacería de la noche anterior, su padre lo manda buscar para que lo acompañe en el comedor. Al bajar, se encuentra con el conde sentado a la mesa y junto a él una hembra maciza y de cabellera roja, como la de su progenitor. Sobre la mesa, varias botellas y tres copas. Luego de convencerlo de beber con ellos, tanto el padre como la mujer se encargaron de que él fuera quien vaciara todas las botellas… Al poco rato sus sentidos no funcionaban bien, tenía una mezcla extraña entre sueño, mareo, asco… de pronto las imágenes empezaron a sucederse con intervalos de inconciencia… primero se siente mal en general, principalmente era su cabeza la descontrolada… la mujer y su padre lo afirman, y lo ayudan a acostarse en la misma mesa… al poco rato se descubre sin ropa en la misma mesa… sigue mareado, al girar la cabeza cree ver a la hembra sacándose la ropa… el mareo continúa… ahora la hembra está sobre él, como cuando los humanos se suben a los caballos… al rato la hembra se baja con cara de dolor y cansancio, mientras el mareo persiste… Finalmente, y luego de dormir el resto del día, despierta solo en el comedor, tanto la hembra como su padre se han ido.
Desde esa fecha la hembra se queda a vivir en el castillo, mientras su abdomen se abulta más aún que el de su padre. Nada de eso interrumpe su vida, sigue cazando de noche y durmiendo de día. Un día, despierta con los gritos de la hembra. Al ir a saciar su curiosidad encuentra a la hembra con tres mujeres que la asisten en algo doloroso. A los pocos minutos, las tres hembras le entregan un pequeño humano que salió de entre sus piernas. Alcanza a notar los claros ojos de su padre y de él mismo, y el rojo cabello de la hembra. En la habitación contigua y por un discreto agujero en la pared, el conde observa con detención y satisfacción la escena. Luego de muchos meses había logrado estar sobrio todo ese día. Y para lo que venía necesitaría seguir sobrio.
En la noche de ese mismo día su padre lo intercepta antes que salga, y lo invita a beber un trago con él. Luego de su única experiencia con eso no tenía muchas ganas de probar de nuevo, pero ante su insistencia y el retraso que eso causaba a su cacería aceptó esa única copa. No le encontró sabor ni sentido a la bebida, y simplemente salió al terminar de apurar el trago. A la mitad del camino hacia el pueblo al que se dirigía empezó a sentir la cabeza y las piernas pesadas. Al rato escuchó unos pasos tras de él, pero no alcanzó a reaccionar. Varios humanos se abalanzaron sobre él, golpeándolo hasta aturdirlo. Cuando pudo despertar, estaba en medio de la nada. Al parecer había pasado más de un día, o al menos así lo sentía. No lograba reconocer el lugar, los olores, los colores, nada… al parecer su padre había decidido deshacerse de él, luego de la llegada de la cría de humano de pelo rojo. Al parecer debería buscar dónde quedarse a dormir, y algún pueblo cercano para empezar a alimentarse… si es que había algo por ahí…