Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, enero 12, 2011

11/1/11

A las 11:11 en punto se acabó la vida en la tierra. Nuestras almas fluyen en torbellino furioso hacia el más allá, buscando la respuesta a la pregunta que por la premura del final no alcanzamos a hacer. Algunas fluyen hacia la luz, listas a seguir el camino hacia el juicio para pesar sus actos y determinar dónde se cometieron errores para seguir evolucionando en la siguiente encarnación; otras se dirigen a la oscuridad, a rendir cuentas a las entidades de las tinieblas y ser felicitados por el excelente trabajo hecho durante su encarnación terrenal, y mantener a la no tan vieja tierra como terreno fértil de la siembra de maldad y pecado. Algunas, las peores, esas almas que en vida calificamos como “desalmadas”… esas quedan en un status quo semieterno de incertidumbre y dolor, hasta que alguien decida que llegó el tiempo de pagar las deudas.

A las 11:11 en punto se acabó la vida en la tierra… ¿y cómo es que estás leyendo esto, si ya pasó la fecha y hora estipuladas? Bueno, lamento tener que contarte que tú eres uno de los pobres desgraciados cuya psiquis quedó capturada en una realidad paralela en la que nada pasó, en que la fecha y hora en cuestión no significaron nada, en la que se siguió trabajando, tomando café, leyendo, estudiando, descansando, fornicando, escribiendo. Tu alma quedó atada a tu psiquis hasta que ésta sea capaz de despertar a la realidad trascendental única, cuando venga el próximo fin de mundo y tu mente sea capaz de aceptarlo para por fin dejar a tu alma seguir el camino que no pudo seguir cuando debía, si es que debía. ¿Y cómo sé esto? Simple, yo fui uno de los pobres desgraciados que quedó atrapado el 31 de diciembre de 1999 a las 23:59…