-¿Qué te pasa? Hace días estás demasiado callado.
-Nada, debe ser el cansancio, la pega ha estado horrible.
-Pero otras veces también ha estado horrible la pega y no estás tan retraído como ahora.
-No sé, no lo he notado.
-Yo sí, por eso te pregunto.
-Ah… no, no me pasa nada.
-¿Seguro?
-Mmm… ¿por qué insistes? Parece que todas las mujeres son iguales, uno les dice que no pasa nada y ustedes siguen insistiendo.
-Claro, porque ustedes nos mienten pero al final se rinden a la insistencia.
-Es que al final uno termina inventando algo para que se dejen de molestar con las preguntas repetitivas. Cuando uno dice que no le pasa nada es que no le pasa nada…
-… o que no quiere contar…
-… o que no queremos contar, ¿o acaso ustedes no tienen secretos acaso?
-Sí, tienes razón… disculpa, no quería importunarte. Si dices que no pasa nada, me quedaré con eso.
-Bien… pero sí, algo me pasa.
-¿Viste? Lo sabía… ¿y me quieres contar?
-Sí, creo que mereces saberlo. Hice algo malo y el resultado de mis actos se está volviendo en mi contra.
-¿Qué, qué hiciste?
-Te maté hace una semana mientras dormías, y pese a ello sigues acá, penándome…