Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, agosto 24, 2011

Pintor

En la oscuridad de los pensamientos más bajos de su mente depresiva, el pintor dejaba fluir sus pinceles sobre la tela en el atril. Aburrido de luchar contra su maldita enfermedad, y luego de darse cuenta que al intentar salir de ella la sensación de satisfacción al terminar una nueva obra decaía a la par con el nivel de la crítica especializada y el precio del mercado, decidió no seguir intentando ganarle la batalla y comprender que depresión y pintura para él eran sinónimos. Desde niño había sido diagnosticado una y mil veces de distintos males, desangrado en laboratorios clínicos, irradiado en frías salas de rayos, escuchado y apretujado por decenas de médicos incapaces de creer que a tan corta edad se pudiera ser depresivo. Del mismo modo había pasado por cuanto profesor de arte existía en la ciudad, y había tenido que crear frente a varios de ellos para convencerlos que las pinturas que decía ser sus creaciones efectivamente lo eran. Así, incomprendido por la ciencia y el arte, el niño creció sufriendo y aprendió a ahogar sus penas en sus cuadros.

Hasta los quince años nunca había entendido eso de la inspiración; estaba acostumbrado a mirar algún objeto y en base a ello crear una pintura modificando el entorno, pero siempre usando algún modelo de la realidad. Pero al cumplir los quince, y luego de su cuarto intento de suicidio -el primero real pues los tres primeros fueron meras llamadas de atención- despertó en la habitación del hospital donde lo desintoxicaron para salvarle la vida con la mente llena de ideas nacidas de la nada. En un principio eran sólo colores e imágenes inconexas; luego, apareció un patrón: todas las ideas incluían un rostro que jamás había visto. Al ser dado de alta se encerró en su habitación con telas y pinturas y empezó a pintar descontroladamente. A los seis meses, y gracias al último profesor de arte que lo visitó, hacía su primera exposición. Al cumplir los dieciséis, ya era capaz de financiar su vida.

Durante una de sus exposiciones en el extranjero decidió salir a pasear. Al pasar frente a la vitrina de una tienda de revistas notó en la portada de una de ellas un rostro familiar, pero no lograba recordar dónde lo había visto antes; entró a la tienda a comprarla para ver si más tarde podía hacer memoria. Al llegar al hotel lo recordó: era el primer rostro que imaginó mientras estuvo hospitalizado, cinco años atrás. Cuando le preguntó al personal del hotel quién era la persona de la foto se llevó la impresión de su vida: era la foto de una famosa modelo que había sido asesinada la noche anterior. Con algo de angustia decidió subir a su habitación y empezar a comparar las fotos de sus cuadros con fotografías por internet; cada búsqueda terminaba con el mismo resultado: la foto de alguien en la crónica roja de algún diario, relatando un macabro asesinato. El temor se apoderó más aún de su atormentada mente, al notar que a cada rato más rostros aparecían en su imaginación.

En la oscuridad de los pensamientos más bajos de su mente depresiva, el pintor dejaba fluir sus pinceles sobre la tela en el atril. Necesitaba pintar lo más rápido que pudiera para que ningún rostro escapara de sus telas. Ese día se cumplían cinco años desde que había pintado su alegórico autorretrato, y no quería dejar inconclusa su tarea.

5 Comments:

Blogger Cardito said...

Definitivamente cada obra encierra los misterios de la mente del artista, quizá por eso no siempre es fácil "interpretar" una obra.
Un detallito me recordó "El Perfume" ;)

Muy buen cuento Doc!

SALUDos!

7:12 p.m.  
Blogger Unknown said...

Todo pintor es algo depresivo y taciturno...El resultado de esos ataques" suelen ser obras de arte.
Bonito cuento, con hartos matices, me gustó
Becho

12:21 a.m.  
Blogger Elena Bravo "Elena de San Telmo" said...

Los diagnósticos no alcanzan a descifrar lo que se esconde en la mente de "un niño depresivo". Muy bueno!

7:44 p.m.  
Blogger Icy said...

Me encantóooooooooo!! Buen ritmo, matices y colores de la mente creativa de un ¿asesino? en serie... Al menos, pintaba en serie y en serio!

Jajajajja!!!

Besos rojizos mi Doc!

7:45 p.m.  
Blogger LA LOCA DE LA CASA said...

Hitchcock y los 7 pecados capitales, cinéfilo cuento. Me falta la voz propia, ese ritmo interno cautivador que atraiga. La sorpresa al final, tres líneas no más. Cortazar ¿puede ser?

10:53 p.m.  

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