Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, diciembre 21, 2011

Viuda

La tapa del vidrio del ataúd se cerraba definitivamente. Ya había pasado el período necesario para que los vivos asumieran su situación en la vida y dejaran que la muerte, otro capítulo del ciclo vital, hiciera lo suyo. Los familiares y amigos del difunto esperaban ahora iniciar el recorrido final entre la iglesia y el cementerio para dejar en el crematorio todos los sueños no realizados, las esperanzas incumplidas y los planes no ejecutados ni ejecutables, pero que aún residían en los cajones de los sueños y esperanzas.

La viuda del anestesista estaba devastada. Todos sus proyectos se habían truncado y ahora yacían en el cajón de madera y vidrio que acababan de cerrar. Proveniente de una familia adinerada había estudiado medicina por la necesidad de ser algo más que “la heredera de” y se había enamorado de un estudiante algo más pobre pero atractivo y brillante. Mientras ella terminó su carrera a duras penas y al titularse recibió de regalo de su padre una pequeña clínica para que la administrara, él se graduó con honores e inmediatamente luego de recibirse empezó a hacer su especialidad. Seis meses después la pareja ya se había casado y empezado una vida en común.

La viuda tenía muchos defectos como cualquier persona; el difunto sólo uno: era mujeriego. El anestesista quería mucho a su mujer, pero también a sus dos amantes. Mientras ella administraba cómodamente la clínica, él pasaba largas jornadas de turno en distintos pabellones, y otras tantas en hoteles y moteles dentro y fuera de la ciudad. La vida de él era ajetreada pero entretenida, tal como siempre había deseado; la de ella era tranquila gracias a la ignorancia.

La tapa del vidrio del ataúd se cerraba definitivamente. Algunos familiares se extrañaron un poco por la premura de la viuda por cerrar dicha tapa, pero entendían el dolor de la mujer al haber perdido a su marido tan inesperadamente luego de un impensado infarto fulminante. La viuda, antes de cerrar la tapa, le dijo adiós con sus ojos a quien tanto había amado y que había envenenado por sus infidelidades. Lo único que la apenaba era que había usado una dosis muy baja de veneno y que el maldito había sobrevivido y empezado a despertar dentro del ataúd, por lo que tuvo que apurar todo y no logró hacer el espectáculo completo de llanto y desmayo en la iglesia. Pero bueno, algo se le ocurriría en el camino al crematorio.


REGALO

Víctimas, los invito a descargar mi nueva novela "Vilú: La renovación de los Tiempos" , si les interesa leer algo más extenso.

3 Comments:

Blogger Sander said...

CSM! Por este tipo de cosas es que aún no he decidido "sentar cabeza" y mejor me quedo solito. Ser enterrado vivo no debe ser muy agradable. Gracias por este nuevo cuento, doc.

Saludos cordiales.

7:58 p.m.  
Blogger Unknown said...

Ops! cuidado con las infidelidades eh... nunca sabes lo que una dosis pequeña de veneno puede hacer...
Muy estilo Blood. Me gustó.
Becho

12:26 a.m.  
Blogger Icy said...

Raya pa'la suma mi doc, el fuego de la pasión te quemará hasta el final de tus días!... Y eso es bastante liyeral!!! Jajajajajaja!!!

Wenoooo!!!!

PD: Cuidado con las infidelidades eh???

4:46 a.m.  

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