Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, enero 09, 2013

Neandertal

El grupo de neandertales estaba arrinconado contra un muro de piedra de un risco, enfrentados a la incertidumbre de lo desconocido: los dioses estaban enojados con ellos, y al parecer sus esfuerzos por huir del destino habían sido en vano. Esa tribu era la última que quedaba de neandertales puros y originales, todas las otras se habían extinguido, y unos cuantos se integraron a grupos pequeños de cromagnones, con lo cual se había perdido el patrón genético característico de la especie para dar paso a un híbrido que eventualmente lograría seguir evolucionando. Estaba claro para ellos que los dioses estaban en su contra, por lo que llevaban un par de años escapando, dejando huellas por doquier de su arte y sus creencias: las imágenes reproducidas en las paredes de Europa occidental no los representaban a ellos cazando, sino a los dioses batallando contra demonios con formas animales, que buscaban vencerlos para luego arrasar con los neandertales. Los dioses habían vencido, pero pese a ello su raza había sido condenada a la extinción, para ser reemplazados por los nuevos homínidos que ocupaban la tierra a la par con ellos.

Los neandertales estaban cansados de huir. Pese a honrar día tras día a los dioses, a respetar las señales de la naturaleza -que no eran otra cosa que mensajes divinos- y a glorificar su lucha interminable contra los demonios animales por medio de sus pinturas, veían cómo sus iguales desaparecían cada vez más rápido de la superficie de la tierra, y sentían que cada vez había menos lugares donde esconderse. Pese a que todo jugaba en contra de ellos, seguían dando la pelea por la supervivencia de su alicaída especie, en espera de recuperar el favor de la divinidad. Pero ahora se había unido un nuevo enemigo en contra: el cansancio. La sobrevivencia era difícil, y a veces la tribu se planteaba el sentido de seguir luchando contra la incertidumbre, en pos de un destino igual de incierto.

El grupo de neandertales estaba arrinconado contra un muro de piedra de un risco, entregados al miedo: los dioses los habían encontrado, y ya no había hacia dónde escapar ni quedaban ganas de hacerlo. Las grandes rocas voladoras envueltas en fuego de los dioses les cortaban el paso, empezando a calentar en demasía las pieles que los cubrían, que de un momento a otro terminaron por desintegrarse en llamas. De pronto las llamas de las rocas cambiaron de color a uno similar al del sol, signo inequívoco del fin de su especie. Un par de segundos después el calor desapareció, y los neandertales se encontraron en una sala, vestidos con extrañas vestimentas que parecían adherirse a la piel, y acompañados por todos los miembros de su especie. Su labor en la tierra había terminado, habían plantado la semilla del arte y la fe en los homínidos, y ahora debían seguir su recorrido sembrando dicha simiente en todas las razas en ciernes del universo.

2 Comments:

Blogger LA LOCA DE LA CASA said...

La humanidad en 100 palabras. Ojalá resulte

8:38 p.m.  
Blogger Unknown said...

freak... muy freak pero interesante.

11:50 p.m.  

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