Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, febrero 12, 2014

Casa embrujada

Cuenta una leyenda que la casa de la esquina está embrujada. Eso suele suceder en barrios viejos como éste, en que la gente no tiene mucho más que hacer que contar historias, que con el paso de las décadas se transformarán en leyendas. Dicen que la casa fue maldecida por una bruja, debido a una desilusión amorosa. Dicen que la mujer usó todo el arsenal propio de brujas para estos menesteres: tierra de cementerio, sangre de animales, aceites varios, y que con ellos y un sortilegio, logró que la casa no permitiera huéspedes, pues ella iba a ser la señora de esa casa, pero el hombre que le había prometido amor eterno desechó su amor y su promesa por una mujer extranjera, que murió la misma noche en que ella hizo su hechizo. Dicen que esa historia es de fines del siglo XIX, y que desde ese entonces nadie ha vivido en esa casa. Eso pudo haber sido así al menos hasta anoche, en que vi luces en una de las ventanas del segundo piso.

Acá se supone que viene la parte en que entro a la casa a ver lo de la luz y me encuentro con un psicópata, una niña pálida de pelo largo o un fantasma espantosamente feo, y el relato adquiere ribetes de terror… pero la verdad no es esa. Obviamente me acerqué a la casa por la curiosidad de las luces. Como buen vecino toqué el timbre, esperando que alguien saliera. Como buen vecino, golpeé la reja al ver que el timbre no surtía efecto. Como vecino intruso decidí abrir la reja y entrar hablando en voz alta, a ver si alguien salía, para finalmente empezar a golpear la puerta de la entrada, primero con suavidad, luego con fuerza, y finalmente con violencia. Luego de intrusear por la ventana y no ver nada, hice lo que no se debe hacer: forzar la puerta.

Las casas del siglo XIX no tienen nada que ver con las porquerías minimalistas del siglo XXI. De puro ver los adornos en sobrerrelieve de las paredes me dan ganas de tener una. Nada está dejado al azar desde el punto de vista estético, y hay muchas cosas que no sirven de nada, pero cuya ausencia le cambiaría el sentido a esta casona. El tallado en la baranda de la escalera, los colores deslavados de los muros, las figuras talladas en todas partes de la madera. Si mi madre estuviera acá me diría que no toque nada, que puedo romper algo, que son cosas caras que no son mías, que en lo ajeno reina la desgracia… la verdad es que no puedo dejar de tocar estas maravillas: la textura de la madera, la calidad del acabado, lo llamativo de los diseños…

Esto no está pasando, debo haber tomado mucho sin recordarlo, tal vez algún hongo en el polvo de esta vieja casa… no puede ser que esta alucinación sea tan vívida. De tanto tocar cosas algo me debe haber entrado por la piel… ¿qué mierda pasa? Recuerdo que lo último que toqué fue un bajorrelieve con la forma de la casa, y de pronto empecé con esta alucinación. Sentí que la casa me metía en una de sus paredes, y ahora me veo formando parte del muro de la sala de estar del primer piso de esta extraña casa. Me cuesta mucho ver hacia el lado donde estaba, pero puedo ver las entrañas de esta curiosa edificación. Esto es muy loco, si miro hacia abajo esta cosa pareciera tener raíces, que bajan tan profundo que no logro ver hasta dónde llegan. De pronto veo con dificultad que al otro lado del muro, en el mundo real, se empiezan a encender las luces de la sala de estar; al mismo tiempo, una indescriptible debilidad empieza a hacer presa de mi cuerpo, haciéndome ver todo borroso y perder las fuerzas, como si la luz se encendiera con mi energía vital. La debilidad es tal, que ya ni siquiera tengo fuerzas para respirar… antes de perder el sentido, probablemente para siempre, logro ver en el espesor de la pared del segundo piso el esqueleto de un niño, del tamaño del que reportara como extraviado ayer mi vecina… 

1 Comments:

Blogger Icy said...

Eso te pasó por intruso, mi doc! Quién te mandó a entrar en una casa embrujada ah???... Pucha! Y yo que te quería tanto... Te voy a extrañar!

Besos rojizos!

I.

9:03 p.m.  

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