Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, marzo 26, 2014

Campo



—¿En qué estás pensando, viejo?
—En nada, gracias a dios.
—¿Qué es eso de dios, viejo?
—Ni idea, mi abuela terminaba casi todas las frases con eso de “gracias a dios”. Debe ser un dicho campesino, supongo.
—La gente campesina es rara, viejo.
—Sí, tienen costumbres raras, y un genio del diablo.
—¿Y eso, qué es diablo, viejo?
—Es una palabra que usaba mi abuelo, y que molestaba mucho a mi abuela. Cada vez que la nona terminaba una frase con “dios”, el tata agregaba una frase terminada en “diablo”, y eso enojaba a mi abuela, que después de retarlo hacía unas cosas con la mano derecha sobre la cara y el pecho.
—Es muy rara la gente del campo, viejo.
—Sí, muy raros. Oye, ¿hace cuánto que no vamos al campo a todo esto?
—Años ya, viejo. ¿Te gustaría ir a dar una vuelta uno de estos días?
—Sería entretenido, hace mucho que no siento la gravedad natural del campo.
—Cierto, la sensación es distinta. Oye, ¿y los campesinos le seguirán diciendo Tierra al planeta Campo?