—Siento que nos están mirando Alberto.
—Estás paranoica mujer, desde que te pusiste a leer esas tonteras de
teorías de conspiración crees que hasta la ampolleta del refrigerador es una
cámara espía del gobierno.
—Alberto, sé que he estado un poco asustadiza este último tiempo, pero
esta sensación es… distinta.
—¿Distinta? ¿Ahora nos miran con cámaras con rayos láser que traspasan
las paredes, a eso te refieres con distinta?
—No Alberto, mi sensación al respecto es distinta.
—Ah, tu sensación… ¿qué sientes, que metieron mini cámaras en el agua
que te tomaste y ahora te graban desde dentro?
—Ya no se puede hablar contigo, viejo de porquería.
—Es que cansa escucharte todos los días con la misma cantinela. ¿Quién
podría querer espiarte mujer? ¿Acaso tienes algún secreto tan importante que el
gobierno quiera tener?
—Alberto, yo creo que mi secreto es importante, mal que mal…
—¿De verdad crees que porque morí hace dos años y lograste contactarte
conmigo, y mantener ese contacto, eres
especial? Ni te imaginas la cantidad de médiums de oficinas de gobiernos que
molestan a cada rato a las almas que están acá conmigo.