Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, septiembre 10, 2014

Concentración

No me puedo concentrar. Los estímulos me ahogan, me bombardean, me atosigan y me persiguen, impidiéndome pensar dirigidamente en aquello que quiero, pues de tanto en tanto me hacen querer otra cosa. Así, el tiempo pasa y quedo donde mismo, sin tiempo, sin avances, y lleno de sueños frustrados.

No me puedo concentrar. Los temores nacidos en mi cerebro y provocados por la realidad me impiden disfrutar las cosas buenas que me pasan. No importa lo bien que la vida se porte conmigo, mi cerebro siempre logra rescatar lo malo y potenciarlo, convirtiendo la existencia en una tortura ilimitada e interminable.

No me puedo concentrar. Las ideas abundan en mi cabeza, agolpándose por salir y ver la luz en forma de realidad, pero soy incapaz de ayudarlas a salir y finalmente se quedan ahí, entrampándose en su grandeza, ahogándose en su originalidad, y pudriéndose en la pila de proyectos que no vieron ni verán la luz. Gracias a mi incompetencia y mi desconcentración, mi mente es ahora una gran fosa común.

No me puedo concentrar. Mi cerebro hace presión por salir, y mi cráneo lo limita. Las ideas siguen naciendo, siguen muriendo, se siguen acumulando, siguen haciendo presión por salir, y no logro concentrarme para poder concretarlas y así bajar la presión. Tampoco puedo sentirme feliz pese a serlo, la mierda dentro de mi cerebro obnubila la alegría y sólo deja pasar las sombras de la desesperanza.

No me puedo concentrar. Pero al menos encontré el modo de bajar la presión dentro de mi cabeza, y darle una puerta de salida a todo lo que está dentro de mi cráneo. Dicen que la ventana que abre el calibre .45 libera todo lo que está apresado en esta caja de hueso…