Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, diciembre 06, 2017

Escaleras

La joven mujer subía las escaleras lenta y parsimoniosamente. Desde que le avisaron en la mañana cuando llegó a su trabajo que los ascensores estarían toda esa jornada en mantención, supo que sería un día largo y agotador, pero que debía trabajarlo igual adaptándose a las circunstancias. Durante la primera hora corrió de un piso a otro volando a través de las escaleras; cerca de la segunda hora cayó en cuenta que nadie le pagaría de más ni le agradecería el esfuerzo, por lo que decidió moverse a velocidad normal, llegando a cada lugar cuando sus piernas pudieran llevarla sin cansancio ni riesgo de accidentes.

La joven mujer llegó al piso superior, entregó el informe que debía y se quedó esperando a que le sacaran las copias para volver a su piso a seguir trabajando. En cuanto se las tuvieron la mujer inició su lenta bajada al piso correspondiente, donde apenas llegó le pasaron una carpeta con la que tenía que volver a subir para fotocopiar. La joven mujer no alcanzó ni a demostrar su desgano, entregó las copias que llevaba y tomó la nueva carpeta, con la que empezó a subir a su misma velocidad de toda la mañana. Su sorpresa fue mayúscula cuando notó que había llegado al piso inferior y no al superior, lo que la hizo suspirar, dar la media vuelta y volver a subir.

La joven mujer subió los dos pisos de escalera que la separaban de su destino. Al salir de la caja de escaleras se encontró con que había bajado dos pisos, y se encontraba en el primer subterráneo del edificio. La mujer miró a todos lados tratando de entender qué pasaba en el lugar, dio la media vuelta, entró a la caja de escaleras y se dispuso a subir, preocupándose de mirar hacia arriba para estar segura que estaba subiendo y no nuevamente bajando. Al llegar al piso inferior decidió parar y mirar dónde estaba. Su mirada fue de perplejidad al ver el estacionamiento subterráneo.

La mujer volvió a la caja de escaleras. El estacionamiento subterráneo era el último piso, por lo cual era imposible seguir bajando. La mujer tomó la baranda, miró hacia arriba y empezó a subir, ahora con rapidez, hasta llegar al primer subterráneo. Al llegar al lugar asió la manilla de la puerta de la caja de escaleras, tiró de ella, y se encontró con un lugar oscuro y vacío, en el que nada ni nadie se veía. La joven mujer volvió a la caja de escaleras; en ese instante se detuvo a observar, y vio que sólo había un sentido de las escalinatas, y ese era hacia arriba. La mujer subió todos los peldaños, y al llegar a lo que ella pensaba que era arriba, abrió la puerta; el sitio donde llegó era más oscuro que el anterior, y de fondo se escuchaban quejidos por doquier. Por fin la joven mujer tomó conciencia de su muerte, y del lugar al que estaba destinada a pasar el resto de la eternidad.