Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, octubre 11, 2017

Espejo




La joven mujer se miraba en el espejo. Mientras la peineta pasaba por su larga cabellera su vista se perdía en el reflejo de su habitación, haciendo que su mente se desconectara por momentos mientras su mano automáticamente seguía repitiendo el mismo movimiento una y otra vez con el peine sobre su cabellera. Pese a que a esa hora de la mañana no le sobraba el tiempo, dentro de su planificación estaba el estar sentada varios minutos frente al espejo preparando su rostro para salir al mundo, y así no darle una mala impresión a desconocidos y compañeros de trabajo.

La joven mujer se seguía mirando en el espejo. Mientras aplicaba distintos tipos de tinciones en su rostro para que éste tomara un color irreal pero que su mente interpretaba como normal, miraba el reflejo de las cosas y el orden que estas tenían en el dormitorio, para así facilitar y acortar el tiempo de salida, sabiendo de antemano donde estaba cada cosa que necesitaría para ese día en la habitación. De pronto una nube pareció cruzarse frente a sus ojos, tras lo cual creyó ver cómo desaparecía su billetera desde el velador. La joven mujer no le dio mayor importancia, y luego de frotarse los ojos se dio vuelta y miró al velador, donde efectivamente aún seguía su billetera; al darse vuelta al espejo para seguir maquillándose, se fijó en que el reflejo de la billetera no estaba en el lugar.

La joven mujer estaba extrañada, pues pese a ver la billetera físicamente sobre el velador, su reflejo seguía ausente en el espejo. La joven mujer se paró, fue al velador, tomó la billetera y se la mostró al espejo; justo en ese instante la sombra apareció en el mueble bajo el espejo, haciendo desaparecer el reflejo de la peineta. La mujer volvió a sentarse, tomó en una mano la billetera y en la otra la peineta, y se mostró ambas al espejo: en él, ella veía sus manos vacías asiendo aire. La mujer intentaba encontrarle una explicación plausible al fenómeno, cuando nuevamente la sombra apareció, tomando esta vez el reflejo de su cartera.

La joven mujer estaba desconcertada. Frente a sus ojos una suerte de sombra amorfa le estaba robando el reflejo a sus objetos, sin que ella pudiera hacer algo al respecto. De pronto tras su reflejo apareció una sombra sin forma definida que rápidamente envolvió su imagen y la hizo desaparecer del espejo, dejándola paralizada mientras veía en el espejo nítidamente la pared del dormitorio ubicada tras ella. Lo peor de todo, era que no había terminado de maquillarse.