Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, julio 17, 2019

Ciclo

El sol entraba por las ventanas iluminando el lugar y proyectando decenas de sombras por doquier. El calor de los rayos del astro rey entibiaba el ambiente, dejando una temperatura similar tanto al interior del departamento como en el exterior. La rotación de la tierra hacía el efecto de un sol subiendo cada vez más sobre el horizonte, iluminando y entibiando el día en ese lado del planeta, haciendo que la vida se activara por todos lados. El día era simplemente maravilloso.

A las doce del día el sol llegó a su cenit, cayendo sus rayos verticalmente sobre la superficie de ese lado del planeta. Tal era la intensidad de los rayos que algunas plantas y flores empezaban a sufrir su efecto, abriendo sus pétalos y hojas al máximo para captar la mayor cantidad de luz posible y hacer perdurar con ello el ciclo de la vida. Por otra parte la humedad de la tierra empezaba a escapar al transformarse en vapor de agua, que con las horas aportarían a la formación de nubes que también perpetuaban el ciclo normal del agua. El planeta rebosaba vida, y todo seguía su curso lógico.

A las siete de la tarde el sol empezaba a ocultarse. Los rayos de luz empezaban a caer perpendicularmente sobre ese lado del planeta, siguiendo el ciclo normal del día y de la noche. Lentamente las plantas empezaban a prepararse para seguir el ciclo de la fotosíntesis, captando gases carbonados y liberando oxígeno al ambiente. La humedad volvía a la tierra y las plantas empezaban nuevamente a rehidratarse. Por su parte en las edificaciones la luminosidad empezaba lentamente a hacerse menor, proyectando sombras alargadas sobre los diferentes pisos y dándole un toque de melancolía al medio ambiente; en algo más de una hora llegaría la noche y la vida empezaría a descansar.

Diez de la noche, la oscuridad cubría con su manto ese lado del planeta mientras al otro lado la luz del sol empezaba a activar la vida. Hacía ya dos años que el ciclo del día y de la noche seguía ininterrumpidamente haciendo crecer más y más la vegetación, empezando a cubrir con una hermosa capa verde las construcciones humanas. Hacía dos años que nadie ni nada cortaba ese crecimiento. Hacía dos años que la vida humana en el planeta había acabado producto de una pandemia sin cura, y el único efecto del ser humano que quedaba en el planeta, aparte de las construcciones, era el haber servido como abono a la vegetación.