La
joven muchacha estaba sentada en la camilla del servicio de urgencias
ya por más de media hora. Esa mañana había sido demasiado extraña,
por lo que deseaba que terminara luego; sin embargo el personal de la
urgencia estaba ocupado en urgencias reales, por lo que su caso
debería esperar hasta que alguien se desocupara y decidiera darle
tiempo a ella. La joven era una escolar del último año de
secundaria que estando en clases de gimnasia sintió un fuerte mareo.
Su profesora la miró y decidió enviarla a la urgencia más cercana
para no correr riesgos. La chica ahora ya no estaba mareada, pero
debía esperar a que algún profesional la viera para hacerle un
diagnóstico, darle tratamiento y el alta para poder volver a su vida
normal.
La
joven muchacha intentaba hacer memoria para encontrarle motivo a lo
que le sucedió. Había desayunado normal esa mañana, y la noche
anterior había tenido una junta con compañeras de curso en el
departamento de una de ellas. La dueña de casa era conocida por
todas como la “rara”, porque gustaba de vestirse de negro y andar
siempre con libros viejos y raros; la muchacha no se llevaba bien con
ella, pero aceptó ir por presiones de su mejor amiga, que también
era amiga de la rara. Esa noche habían comido hamburguesas y tomado
bebida, y la chica rara les ofreció a todas una bebida de hierbas
preparada por ella, pero que fue consumida por todas, sin que ninguna
otra manifestara complicaciones.
El
joven estudiante de medicina había llegado atrasado al turno. El
alumno de último año de la carrera había tenido una fiesta salvaje
la noche anterior, donde el alcohol y las drogas sobraron a todos los
comensales. Esa noche ni siquiera llegó a su casa, despertó tarde
en donde se había llevado a cabo la fiesta y decidió partir al
turno esperando que nadie notara su estado alterado de conciencia. El
joven se encontró con una urgencia colapsada a esa hora de la
mañana; sin que nadie lo notara tomó los datos en espera, dentro de
los cuales el primero era de una niña de 17 años con mareos. Sin
pensarlo dos veces se dirigió al box para atender a la chica.
El
estudiante de medicina veía borroso, escuchó con atención la
historia de la niña y se dispuso a hacer el examen físico. De
pronto notó que en la muñeca derecha la niña tenía un bulto con
una pequeña protuberancia roja. El joven de inmediato tomó la
protuberancia, que tenía consistencia similar a una hebra de lana;
al tirar de ella empezó a salir de la muñeca de la muchacha una
hebra de lana roja.
El
joven estudiante tenía claro que eso que le estaba pasando era
efecto de las drogas consumidas la noche anterior, sin embargo
decidió seguir hasta ver cuál era el límite de su cerebro. Luego
de un minuto de traccionar la hebra de lana se puso resistente a la
tracción; el joven sujetó con fuerza el antebrazo de la joven y
tiró con violencia la hebra. Luego de escuchar el grito de la
muchacha el joven miró el riñón metálico donde estaba dejando la
lana: en él vio el largo hilo que terminaba en un pequeño
escarabajo negro. El joven estaba sorprendido al ver lo que su mente
drogada era capaz de crear. Mientras tanto la joven escolar y el
personal de urgencia veían con espanto el riñón con el hilo de
lana y el escarabajo salido de la muñeca de la joven. En el
intertanto en el colegio, la “rara” pensaba en la sala de clases
si se le había pasado tal vez la mano con el brebaje que le había
dado a beber a su eventual enemiga.