Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, septiembre 11, 2019

Salsoteca

La pista de baile estaba prendida a esa hora en la salsoteca. Todo era algarabía, música y alcohol en el lugar, las parejas parecían bailar sin parar y la lista de música del dj no dejaba indiferente a nadie. El sudor y la respiración caliente de los bailarines dejaba una estela de vapor de agua sobre la pista, la que era mirada con curiosidad por quienes descansaban un rato para beber o comer algo, o simplemente reposaban y conversaban para en un rato más volver a la pista a mostrar sus pasos y coreografías.

A esa hora el ritmo de la música se había enlentecido un poco, lo que era agradecido por los bailarines para poder recuperar fuerzas para más adelante. El tempo más lento hacía que algunos empezaran a bailar abrazados a sus parejas, mientras otros simplemente lo hacían más lento pero sin mayor contacto físico. La pista permanecía llena, y de a poco aparecían más bailarines en el lugar. Muchos parecían estar algo perdidos al llegar, pero la música se encargaba de ponerlos al corriente. Así, la noche de baile seguía sin parar.

El baile seguía sin parecer que fuera a parar. De pronto una muchacha que había ido sola, y que bailaba con hombres que también habían ido solos, decidió que era hora de irse. Bastante cansada por las horas de baile y un par de tragos, empezó a buscar la puerta de salida, infructuosamente. De pronto se acercó a un muchacho a preguntarle por la salida; el joven no la escuchó, la tomó por la cintura y la llevó a la pista de baile. La muchacha sin pensarlo dos veces se puso a bailar con él.

Un rato más tarde la muchacha decidió que ahora sí debía irse. Empezó a recorrer las paredes de la salsoteca, hasta poder encontrar la puerta de salida; cuando se dio cuenta, había llegado al mismo punto de partida, sin encontrar puerta alguna. La muchacha se empezó a preocupar, hasta que de pronto vio una zona de la pared de donde parecía salir humo negro. La chica se acercó, y de pronto vio una imagen incomprensible: pasado el humo se veía la pista de baile llena de humo y cenizas, iluminada por potentes reflectores, una cantidad indeterminada de bomberos y paramédicos rescatando gente quemada y cubriendo cuerpos fallecidos. Instintivamente la muchacha se acercó a un cuerpo cubierto por una lona azul; al agacharse a ver bajo la lona descubrió su cuerpo calcinado, y al lado del suyo, el del joven con el que había estado bailando. Al mirar a su alrededor vio los cuerpos de muchos que habían estado bailando segundos antes a su lado. De pronto el humo negro se disipó, y la chica se encontró nuevamente en la pista de baile con la música retumbando en sus oídos, y con el joven con el que había estado bailando, ofreciéndole la mano para seguir haciéndolo. La muchacha se dio cuenta que la noche de baile sería eterna, así que simplemente estiró su mano para tomar la del joven, y seguir disfrutando de la música y el baile por siempre.

1 Comments:

Blogger RAHM said...

últimamente he estado dando vueltas con el tema de la búsqueda de la felicidad,
ella encuentra en ese baile eterno su felicidad

7:45 p.m.  

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