Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, enero 21, 2023

Bocina

 La muchacha manejaba tranquila su vehículo camino al trabajo. Luego de años de ahorro logró comprarse un auto pequeño y económico que gastaba poco y rendía harto, por lo que en esos momentos estaba gastando en bencina menos de lo que invertiría en pasajes en locomoción colectiva. Pese a que su mente ecológica le repetía permanentemente las emisiones del vehículo, el material particulado y la poca eficiencia al solo transportar un usuario donde cabían cinco, la comodidad del viaje era suficiente para acallar su cerebro.

La muchacha manejaba lento. En general no tenía problemas con ello, salvo contadas ocasiones en que algún automovilista atrasado o acelerado le tocaba la bocina para hacerla acelerar; sin embargo la muchacha simplemente cambiaba de pista y dejaba pasar al apurón. Esa mañana la joven iba manejando bajo la velocidad máxima permitida en la ciudad, y hasta ese momento no había tenido problemas. De pronto una bocina empezó a sonar tras de ella, sin que ello alterara el ánimo de la joven. La muchacha cambió de pista; sin embargo nadie la adelantó, y justo en ese momento la bocina empezó nuevamente a sonar tras su vehículo.

La muchacha estaba incómoda, pues el vehículo apurado no la había adelantado sino se había colocado nuevamente tras el suyo. La joven miró por el espejo retrovisor, y se dio cuenta que el vehículo que estaba tras el suyo iba a más de cien metros de distancia, y tanto o más lento que ella. De pronto la bocina empezó a sonar nuevamente; la joven buscó por todos lados a ver si ubicaba a quien la seguía, pero no se veía ningún vehículo cercano al suyo en ninguna de las pistas.

La muchacha no lograba entender qué era lo que estaba pasando. De pronto apareció en su espejo retrovisor un vehículo grande tocando la bocina; antes que la muchacha alcanzara a cambiar de pista el vehículo aceleró, y justo cuando estaba por impactarla desapareció y apareció instantáneamente delante de ella acelerando hasta perderse en el horizonte. La joven no podía entender qué había sucedido: de pronto volvió a aparecer el mismo vehículo tras el de ella tocando la bocina, y nuevamente antes de chocarla despareció y apareció delante del suyo.

La muchacha se detuvo en una antigua bencinera al lado de la calle, en la cual sólo trabajaban bomberos viejos. La muchacha pidió carga de combustible y le contó al bombero algo avergonzada lo que le había sucedido. El hombre la miró y le dijo que debía manejar con cuidado, porque ese vehículo fantasma aparecía detrás de algún vehículo para avisarle que estaba por chocar. La joven pagó el combustible, y al salir de la bencinera fue impactada por un camión blindado, muriendo en el acto. Segundos más tarde la muchacha apareció conduciendo el vehículo fantasma, esperando a que llegara la hora de algún otro conductor para pasarle el vehículo y seguir con su camino hacia el más allá, donde quiera que ello estuviese.