Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, noviembre 27, 2022

Experimento

El experimento había fracasado rotundamente. Los investigadores recogían febrilmente los datos almacenados en los computadores para aprender se sus errores y no cometerlos en el siguiente proyecto. Ya habían recibido la orden de evacuar el laboratorio lo antes posible, pues un equipo especial se haría presente en el lugar para destruirlo por completo y no dejar huellas de lo hecho por los profesionales. Muchos intentaban llevarse muestras del proyecto, pero el jefe de seguridad había recibido la orden de que sólo sacaran datos y nada físico del lugar: uno de los investigadores creyó que podía pasar por encima del ex marino, y había terminado con una bala en su cabeza, lo que había dejado claro a todo el resto la determinación del hombre. En un rincón del laboratorio, una muchacha miraba sin entender mucho de lo que sucedía a su alrededor.

La recolección de datos estaba terminando. Cada uno de los profesionales, luego de respaldar su información, accedía al sistema operativo de cada terminal y formateaba el disco duro: pese a que todo sería destruido más tarde, los científicos preferían eliminar la información por si alguien intentaba más adelante rescatar algo de los escombros. La muchacha caminaba con dificultad entre los profesionales, y no lograba cruzar su mirada con ellos. De pronto una investigadora la miró a los ojos y le sonrió: en ese instante el jefe de seguridad la golpeó brutalmente en la cabeza con la empuñadura de la pistola, para luego mirar con asco a la muchacha, quien de inmediato se alejó de todos para no causar más problemas y que nadie volviera a ser agredido por su culpa.

La muchacha miraba de reojo al jefe de seguridad. A esa hora ya sentía hambre, pero sabía que nadie le daría de comer. Lentamente se acercó al refrigerador donde se guardaba su comida, abrió la puerta, y buscó qué podía comer; la muchacha abrió la puerta superior para ver si había algo en el congelador que le gustara más que lo que había en la parte de abajo. En ese momento su cuerpo desnudo reaccionó a las bajas temperaturas del congelador, erizando sus vellos y contrayendo sus poros. Su piel empezó a enrojecerse, y mientras sujetaba cada puerta con una mano, con su tercer brazo que salía del centro de su tórax sacó una barra energética, que empezó a absorber por su trompa oral.

Los investigadores terminaron de sacar toda la información. La muchacha se afirmaba en sus cuatro patas para caminar entre ellos sin entender qué pasaría con ella. Una vez que todos los científicos salieron del lugar, el jefe de seguridad tomó su escopeta y disparó un cartucho a las patas de la muchacha y otro a la especie de cabeza que tenía sobre su grueso cuello. La transhumana cayó al piso adolorida pero viva, mientras veía cómo el jefe de seguridad cerraba la puerta tras de él, luego de escupirle al cuerpo. El hombre esperaba que el equipo especial tuviera las armas para acabar con el experimento, aunque recordando las pruebas que había visto, ello parecía imposible.