Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

domingo, febrero 12, 2023

Combate

 El artista marcial había terminado de dar el examen de ascenso de grado. Luego de veinte años de práctica había logrado el cinturón más alto de su país, para lo que debió esperar pacientemente a que el representante mundial de la especialidad viajara a la zona y decidiera hacer escala en el país. Luego de un examen de dos horas que incluyó todas las formas técnicas, rompimientos y combates contra quince oponentes distintos, logró su tan anhelado cinturón. A partir de ese momento podría lucir orgulloso su grado, y eventualmente dedicarse a la enseñanza de la especialidad, según lo que conversó con el representante mundial una vez terminada su evaluación.

El orgulloso hombre salió del gimnasio con su nuevo cinturón, y los certificados que lo acreditaban. Ese día había sido el más feliz de su vida, y nada podría empañarlo. Al llegar al paradero de buses se sentó a esperar la máquina que lo llevaría a su hogar; de pronto apareció un muchacho mal agestado que no parecía superar los quince años, que sacó de entre sus ropas un destornillador largo con el cual amenazó al hombre para robarle sus pertenencias. El hombre miró con tranquilidad al muchacho; de un golpe el destornillador saltó de su mano, y el hombre se dispuso a darle una lección al novel delincuente.

El hombre lanzó cuatro golpes básicos con potencia moderada, que fueron fácilmente loqueados y esquiados por el muchacho; el hombre se dio cuenta que el muchacho tenía conocimientos, por lo que debería usar técnicas más avanzadas. El hombre empezó a atacar con técnicas cada vez más avanzadas y con más fuerza al muchacho, sin siquiera lograr tocarlo. El hombre no comprendía cómo un muchacho de esa edad tenía tanta técnica y fuerza para contrarrestar sus ataques, y a cada segundo que pasaba se le complicaba más la defensa de sus cosas e inclusive de su integridad física.

Media hora había pasado ya. El hombre estaba empezando a cansarse, y el muchacho seguía esquivando cada ataque sin mayores complicaciones; la desesperación del hombre llegó a tal nivel, que decidió utilizar una técnica definida como prohibida por su arte, pues no existía defensa y resultaba en la muerte del rival. El hombre ejecutó el ataque, y cuando estaba a punto de impactar al muchacho, éste hizo una contorsión casi imposible, librando indemne del ataque. El hombre quedó estupefacto, simplemente bajó la guardia, se puso de rodillas, e hizo una reverencia al muchacho. El muchacho sonrió, y replicó la reverencia del hombre; en ese instante el alma del dragón dentro del cuerpo del muchacho se regocijó: el maestro terrestre había aprendido que la humildad era la principal virtud del mejor guerrero. El muchacho se desvaneció en el aire, y por la mejilla del hombre una gruesa lágrima rodó hacia el piso.