Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, febrero 04, 2023

Torta

 El hombre miraba con desdén la vitrina donde se exhibían tortas de todos portes, tamaños y sabores. Su bolsillo no le alcanzaba para comprar nada por lo que sólo podía imaginar los sabores que cada color significaba en el armado del postre. Su mente jugaba pensando en sabores ridículos para cada color, para con ello obviar su exigua economía y no pensar en el hambre que le daba mirar dicho escaparate. Desde dentro, las dos dependientes lo miraban sonrientes.

Esa madrugada, pasadas las dos de la mañana, una silueta envuelta en ropa negra se acercó al negocio de tortas con un gran napoleón asido con ambas manos enguantadas. Sin mucho esfuerzo con la herramienta logró romper los candados y entrar al negocio, el cual no contaba con alarmas ni cámaras de seguridad. El hambriento hombre de la tarde había descubierto por casualidad un negocio sin seguridad, el cual podría entregarle no solamente tortas sino tal vez algo más para ayudar a su pobre bolsillo. El hombre subió la cortina metálica, entró al local para luego cerrarla tras de él; finalmente el hombre encendió las luces, y se encontró con un panorama incomprensible.

En el local no había ninguna torta. En su reemplazo estaban apilados los ingredientes necesarios para armar cada proyecto; parecía como si nunca hubiera habido nada preparado en el lugar, y como si este fuera no más que una bodega de almacenamiento de ingredientes. El hombre no podía entender lo que estaba sucediendo, ni menos aún la presencia de una gran rata en medio de todos los ingredientes embalados en sus envases originales. De pronto alcanzó a escuchar un crujido tras de sí, y un agudo dolor en su nuca le hizo perder el conocimiento.

Cinco minutos más tarde el hombre despertó atado de pies y manos a una fría mesa metálica. A su lado estaban las dos mujeres que había visto durante el día con delantal de cocina atendiendo a los clientes; sin embargo en ese instante en vez de los delantales ahora vestían sendas pecheras de hule. Sin decir palabra alguna ni dejar de sonreír ambas sacaron enormes cuchillos afilados y sin preámbulo alguno empezaron a desmembrar vivo al pobre hombre, quien murió presa de un dolor insoportable. Diez minutos después las partes del malogrado y hambriento hombre cayeron a una trituradora de carne y huesos, del cual salió una pasta de color rojo, que luego de algunas palabras recitadas a coro por las dos brujas, se convirtieron en una masa de color fucsia que daría forma al nuevo e incomparable sabor de la famosa pastelería, en espera que otro hambriento cayera en las expertas manos de las malditas cocineras del averno.