Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

sábado, febrero 18, 2023

Militar

 El viejo militar jubilado bebía un shop de medio litro en la barra de la antigua fuente de soda de su barrio. Al hombre no le gustaba alejarse mucho de su hogar para beber, y pese al mal ambiente y la mala iluminación, como la fuente de soda quedaba a tres cuadras de su casa prefería ir ahí antes de desplazarse más lejos y arriesgarse a ser asaltado o agredido en el trayecto a casa.

El viejo vivía de sus recuerdos. Su carrera militar había sido aburrida, pero era bastante mejor que su período de jubilado, en que las enfermedades y el cansancio mellaban su vida día tras día. El único gusto que podía darse era ir a la fuente de soda cada viernes a beber algunos shops; el resto de la semana se lo pasaba en su departamento cuidando a su esposa quien era más añosa y con más enfermedades que él, por lo que su día a día era entre cuatro paredes, medicamentos, cambios de ropa y aireación del dormitorio.

El viejo militar escuchó unos gritos a las afueras del local: dos inmigrantes gritaban insultos que no entendía a viva voz, mientras algunos clientes asomaban sus cabezas para ver lo que sucedía en el lugar. De pronto el viejo se fijó en el espejo que había en la barra: sus canas y arrugas no se veían tan mal, de hecho sentía que tenía la piel más estirada y el cabello más oscuro que cuando llegó al lugar. En ese momento se dio cuenta que había bebido demasiado, y que había llegado la hora de irse del lugar. El viejo llamó al mesero para pedir su cuenta; en ese instante una mujer joven se acercó por detrás de él y se afirmó en su hombro con suavidad. El viejo educadamente sacó la mano de la mujer diciéndole que era casado, sin embargo el rostro de la joven le parecía conocido.

Luego de varios minutos el hombre no lograba que el mesero lo atendiera, ni que la joven mujer se despegara de su espalda. El viejo se puso de pie entonces para buscar al mesero; al encontrarlo se dio cuenta que el hombre estaba con los ojos rojos y con cara de pena y temor; el viejo le preguntó qué le pasaba, pero el mesero parecía no verlo. El militar sentía a la joven mujer aún pegada a su espalda, sin lograr que dejara de acosarlo: en ese momento su memoria reconoció el rostro de la muchacha. Al darse vuelta se dio cuenta que la muchacha era la imagen de su esposa cuando la conoció, hacía ya más de cuarenta años. El viejo entonces se dio cuenta que su asiento estaba rodeado de gente: al mirar vio su cuerpo en el suelo con un agujero de bala en su frente. En ese momento supo que había muerto a manos de quienes peleaban a las afueras de la fuente de soda, y que su esposa había fallecido al mismo tiempo en su departamento, y que había ido a buscarlo para emprender juntos el viaje largo.