Estímulos, estímulos por todos lados circundan su escritorio. Música, voces, órdenes, retos, cuchicheos. De fondo una impresora bota hoja tras hoja de un eterno documento que nadie leerá. El repique persistente de los teclados ya ni se escucha, es parte del ambiente. Olor a café, piernas bien formadas, y sonrisas (algunas fingidas), completaban el cuadro. Día a día la escena se repetía, algunos con más trabajo, otros más relajados.
Su escritorio quedaba al centro de la oficina, recibiendo, como vía de paso, todo lo que en ella ocurría. Una mañana, no llegó. Su ausencia pasó inadvertida, un día, luego otro y otro más; parecía que nunca hubiese existido. A los tres meses apareció, a su mismo escritorio y oficina, y nuevamente nada, parecía simplemente parte del inventario.
Nuevamente desapareció y, y sólo una persona preguntó por su ausencia, aunque más bien fue por cortesía: como era de esperar, no obtuvo respuesta. El día continuó normalmente, y justo antes de cerrar, se cortó la luz. Quedaron los faxes a la mitad, los impresos inconclusos, los archivos sin respaldar, los hervidores a medio hervir. Además, el silencio de la radio y los teléfonos, y la oscuridad; así era en julio, todo oscuro pese a ser aún de día.
De pronto un grito suena en un rincón, junto con un brusco y seco golpe. Varios acuden a ver, y sólo encuentran el cadáver de una de las secretarias. Con espanto, en la otra esquina de la oficina otra de las secretarias ve una sombra, que acalla su temor con la misma violencia del primer asesinato. Así, uno a uno todos van muriendo, convirtiendo la clásica alfombra café en una roja y pegajosa piscina...
Llega la nueva mañana, y el inadvertido reaparece, luego de haber ido a su control final terminando su quimioterapia. Entra, y no encuentra a nadie. Nota la alfombra algo más oscura, algo húmeda, y todos los documentos y trabajos a la mitad. De pronto, una mano toca su hombro: ella, quien preguntó por él el día anterior. Su sonrisa dulce y trato amable, ocultan el bate ensangrentado en su otra mano. Por fin, todo el personal lo toma en cuenta...
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