-Hola, ¿te puedo preguntar algo?
-Dime.
-¿Dónde queda la avenida sur?
-A tres cuadras hacia la cordillera, por esta calle.
-Muchas gracias.
-¿Y yo te puedo hacer una pregunta?
-Eh… claro, dime.
-¿Por qué vas a esa calle, si sabes que te matarán?
-¿Y cómo sabes eso? ¿Acaso ves el futuro?
-Sí. Y por lo que veo tú también.
-Sí. Oye, y si sabes que me matarán, ¿por qué me dijiste donde está la calle?
-Porque no soy quien para intervenir en el destino de nadie.
-Cierto. Gracias por contestar tu propia pregunta.