Historia de Sangre ©2007 Jorge Araya Poblete
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Capítulo XVII: Revelación
El joven terminó de escuchar la historia del pueblo bastante sorprendido. Blood había sido capaz de mantener sus hábitos ocultos por décadas, mientras aprendía continuamente de los humanos. Realmente no sabía si maravillarse de la inteligencia de éste, o de la imbecilidad y ceguera de aquellos. En ese instante se dio cuenta que la situación era bastante compleja para él, pues no veía dónde podía encajar en esa historia. Al parecer, la vorágine de acontecimientos no se detendría tan rápido como él esperaba. El joven había quedado en silencio, tratando de decidir rápido qué hacer o decir. Eso incomodó bastante a Blood:
-Bien. ¿Qué piensas al respecto?
-¿De qué?- Blood no estaba para bromas, y bruscamente tomó al joven del cuello.
-Yo no soy el estúpido de tu padre. Te hice una pregunta y exijo una respuesta.
-… no sé leer…
-Maldito idiota… ¿Has pensado qué va a ser de tu vida?
-… creí que podía quedarme aquí…
-¿Es que de verdad no sabes nada de depredadores? ¿Has visto lo que pasa cuando dos machos dominantes comparten territorio de caza?
-…el más joven se come al más viejo…
-No animal, el más fuerte se come al más débil… pero hay algo que no me gusta de ti-Blood tenía una vaga idea de lo que pasaba con el joven.-A ver, ven acá y dame el golpe con el que matas a tus presas.
-¿Estás loco? Te mataría si te golpeara así de fuerte.
-No te estoy pidiendo un favor. Dije claramente ¡¡GOLPEAME!!
Instintivamente el joven se agazapó y descargó el golpe mortal. Pero no fue un golpe común, lanzó en su ataque todas las fuerzas que tenía; en general cuando cazaba golpeaba moderadamente a sus presas. Una vez golpeó a una con la mitad de su poder, y debió recoger los trozos del suelo, claro está, los que pudo despegar. Su portentoso golpe impactó de lleno el cuello de Blood… y éste ni se inmutó. Por contraparte, un salvaje dolor se apoderó de la mano del joven cazador. Blood se encogió de hombros.
-Lo sabía, no tienes ni un décimo de mis fuerzas… eres una copia desmejorada muchacho. Al parecer la herencia se ha debilitado por el paso de las diez generaciones. Para los humanos eres y serás un cazador invencible, pero sólo para ellos…
-Maldita bestia, casi me partí la mano y tú sabías que esto iba a pasar… ¿porqué no me avisaste?
-Porque era sólo una sospecha, tenía que averiguarlo haciéndote enojar. Pero ahora que sé que no representas ni representarás un peligro para mí, te ofrezco quedarte conmigo. Pasarás como un pariente lejano. Te enseñaré a…
-Maldita bestia, ¿crees que me voy a quedar así después de lo que me hiciste?.... me humillaste desgraciado, y nadie humilla al hijo del conde Víctor Blood y North… me las pagarás, monstruo…-luego de terminar de proferir los insultos, el joven salió pateando muebles y puertas.
Blood estaba algo confundido. No recordaba haber tenido períodos de ira de esa índole por detalles como un golpe en la muñeca. Al parecer las influencias externas eran realmente capaces de marcar diferencias en individuos tan parecidos como ellos dos. La familia del joven aún tenía aires de grandeza, y se los habían contagiado. Más encima el padre utilizaba su nombre y el de Luz dentro de su nombre, y el título de nobleza del padre de Luz. Era realmente extraño pensar en que tanto él como el joven habían nacido de una familia “normal”, pero era la verdad. Lo que siempre le había intrigado, y de lo cual no había encontrado nunca nada en ninguno de sus libros ni en las décadas de conversaciones que llevaba acumuladas, era su aparición en la tierra. Lo del joven era entendible desde el punto de vista de una herencia con una latencia de diez generaciones. Pero él… él había sido el primero, nacido en una familia normal, con padres y hermanos normales… de hecho, eso era lo único normal que había tenido en su vida. Su mente empezó a viajar a esos tiempos, antes de ser desterrado, antes siquiera de conocer y gobernar sus poderes. Ya se estaba haciendo de noche, debía buscar al joven para tranquilizarlo y poder salir a cazar. No aguantaría dos noches sin comer.
De improviso uno de los hombres del pueblo llega corriendo al castillo, sin avisar ni nada entra corriendo a la biblioteca.
-¡Señor! ¡Venga rápido!
-¿Qué sucede?
-¡Su huésped! ¡Señor, haga algo!
Blood no comprendía lo que pasaba, pero el hecho de nombrar al joven le hizo pensar en la discusión de la tarde y en las amenazas. Tratando de controlar su velocidad salió trotando junto con el hombre que corría con todas sus fuerzas hacia las afueras del castillo. Al llegar al pueblo, la peor escena que podía imaginar estaba sucediendo: en medio de la plaza que había levantado frente al castillo, el joven estaba devorando el cadáver de uno de sus habitantes. Al ver llegar a su anfitrión, la bestia sonrió triunfal:
-Te lo advertí maldito…
-… ¿por qué?...
-Te advertí que nadie juega con el hijo del conde Víctor…
-… estúpido…
-¿De verdad creíste que ganarías? A mí nadie me vence animal-, luego giró hacia la gente que observaba espantada el dantesco espectáculo.-Y ustedes humanos estúpidos, han vivido engañados por siglos por este animal al que llaman “señor”… él es de mi clase, él es…
-Jamás seré de tu clase… ni tú de la mía…
-¿Y qué vas a ha…?
En ese instante ya no había otra solución, la gente del pueblo que había nacido al alero de la sed de conocimiento, que había aprendido a respetarlo e inclusive a quererlo, que ocupaba parte de las tierras ancestrales que él había habitado desde el principio de su tiempo, no se merecían eso. Y si eso significaba partir de cero no había problema, si había podido hacer un castillo de la nada, podría crear una nueva vida en otro lugar. Sin ninguna consideración ni advertencia se impulsó bruscamente hacia el joven que seguía comiendo; éste estaba empezando a girar sobre su eje para quedar de frente a Blood y contraatacarlo, pero su velocidad no fue suficiente. Por primera vez en su vida Blood golpeó a alguien con todas sus fuerzas, nacidas más bien de la rabia que del instinto cazador… por primera vez Blood arrancó a algún ser vivo la cabeza de cuajo… por primera (y tal vez única) vez en la vida los habitantes del pueblo vieron volar una cabeza humanoide más de cincuenta metros por el aire. Al desprenderse la cabeza, el cuerpo del otrora descendiente de la bestia primigenia cayó pesadamente al suelo. Blood se acercó lentamente al cadáver, de un puntapié hizo un gran agujero en el suelo y botó ahí el cadáver; acto seguido recogió la cabeza, la trajo a la fosa y la dejó caer sobre el cuerpo. Un segundo puntapié cubrió de tierra el cadáver. Al levantar la mirada, cientos de pares de ojos lo miraban en silencio.
-Amigos… discúlpenme. Lo que dijo esta bestia antes de morir es cierto. Soy un animal como él, cazo humanos para comer. Si no he hecho nada contra ustedes es por un pacto firmado con la palabra con vuestros ancestros… conocimientos a cambio de vida. Pero la llegada de este animal y lo que acaba de pasar ahora termina con el pacto, por lo menos de mi parte. Me alejaré para que puedan seguir con sus vidas en paz.
-Señor- la voz de una joven suavizó un poco el tenso aire que rodeaba a todos.
-Dime muchacha.
-No es necesario que se aleje… no definitivamente…
-¿De qué hablas? Acabo de decirles que soy un monstruo, que mi régimen los incluye a ustedes, y me vieron decapitar de un golpe… ¿y dices que no es necesario que me vaya?
-Señor- uno de los ancianos del pueblo se le acerca.- Nosotros sabemos tu condición… desde el principio. Pero tu sabiduría y tus ganas de compartir lo que sabes supera todo problema. Tal vez mi señor quiera desaparecer un tiempo, y luego retornar a su castillo. Dicen por ahí que ahora el conocimiento se da y se recibe yendo de pueblo en pueblo. Esa puede ser una alternativa…
Blood estaba casi paralizado. Todo el mundo sabía su secreto y parecía no importarles. Al parecer debía volver a dejar otra noche sin cena para pensar en las nuevas opciones que su vida le deparaba. Y eventualmente había que destinar algo de tiempo en revisar la historia del joven que acababa de matar y enterrar, principalmente en relación con la bruja y su “hechizo maléfico”, y con el resto de la familia de humanos con la que estaba desgraciadamente emparentado…