Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, mayo 23, 2012

Incendio


El humo rodeaba al vampiro asfixiándolo. A cada paso que daba los espasmos le revolvían el estómago, haciéndolo vomitar sangre por doquier, producto de su última comida media hora antes del incendio. Sabía a ciencia cierta que el fuego no lo podría matar, pero sí desfigurar lo suficiente como para obligarlo a cambiar su modo de vida, y su técnica para conseguir sangre fresca y dinero fácil noche tras noche, ofreciéndose como prostituto para mujeres adineradas que pagaban grandes sumas de dinero por sus servicios, y que terminaban recibiendo a cambio una lenta muerte por anemia aguda, ya que ninguna de esas perras ambiciosas merecía el honor de ascender a la categoría de inmortal: prefería beber de sus cuellos degollados que clavar sus colmillos y darles un don que sólo algunas merecen.

Esa noche había salido como siempre al ocultarse el sol a recorrer las barras de hoteles, restaurantes y pubs del barrio alto en busca de víctimas para saciar su hambre y llenar sus bolsillos. Su nombre ya era conocido entre las mujeres que buscaban acompañantes de una noche dispuestos a todo servicio, por el atractivo físico del tipo y su excesiva y casi anacrónica caballerosidad. El vampiro caminaba displicente buscando algún bar que pareciera una buena cota de caza para encontrar una víctima de deseos incontenibles y bolsillos abultados. De pronto vio en la barra de un restaurante a una joven mujer de mirada perdida en el espejo. Espejos, esos inventos que siempre ponían en riesgo su esencia y de los cuales costaba cada vez más mantenerse alejado; para esos casos se acercaba a las mujeres por la espalda y les hablaba al oído, para que voltearan y no notaran su ausencia en el vidrio. Como siempre logró su cometido, haciendo que la chica se volteara y quedara encandilada con su estampa. A la media hora, luego de consensuar precio y lugar, el vampiro y la muchacha retozaban entre las sábanas hasta que llegó el momento adecuado: mientras acariciaba su cuello decidió morderla en vez de degollarla, pues algo en ella parecía diferente. Quince minutos después el vampiro dormía plácidamente con el estómago y los bolsillos llenos.

El humo rodeaba al vampiro asfixiándolo. Era extraño ese incendio, un par de veces había estado en un dilema similar y nunca le había faltado la respiración ni menos había vomitado su cena. De pronto vio una silueta de mujer en la puerta, lanzando tres trenzas de ajo a las llamas, cerrándole el paso al avivar el anillo de fuego tóxico para quien le había dado la vida eterna. Ahora la prostituta lesbiana no tendría competencia por el resto de la eternidad.

3 Comments:

Blogger Unknown said...

Le faltó experiencia vampirezca. Nadie puede irse a la primera con cualquier mina... ni siquiera un vampiro ;)

12:35 a.m.  
Blogger Javier Maldonado Quiroga said...

Hay un par de detalles que me generan ruido. Uno es que, a pesar de las posibles quemaduras, los vampiros pueden regenerarse (como lo hace Lestat en Entrevista con el Vampiro). Dos, Su forma de ganarse "la vida" tampoco me suena demasiado creíble (¿un vampiro prostituto?), excepto si se entiende como una fachada para conseguir víctimas. Y, finalmente, el cierre me parece demasiado improvisado y repentino. Sé que la idea es sorprender al lector, pero esta prostituta lesbiana me huele demasiado a Deus ex Machina.

Espero no sonar cargante. Solo trato de ser un aporte ;)

Saludos.

1:45 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

una vampira lesbiana? ooohh gran personaje, quiero mas de ella
un sangriento placer leerte bludi

4:09 p.m.  

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