Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, agosto 08, 2012

Silueta

La niebla parecía envolver todo en ese sector de la ciudad. Las luminarias públicas parecían fantasmas en altura que guiaban los pasos de las almas aún encarnadas que avanzaban por la calle, dejando ver apenas la forma humana y en algunos casos la cara o al menos, los ojos. De vez en cuando entre la espesa niebla se veían aparecer dos puntos brillantes a la distancia que avanzaban lenta y cadenciosamente a baja altura, hasta llegar a evidenciar su forma y el característico movimiento de cola al ver a algún humano, en espera de algo de comida o alguna caricia, y tratando de evitar una que otra alevosa patada de quienes odian o temen a los perros callejeros. El frío gobernaba esa hora de la madrugada, asi que los pocos que transitaban lo hacían con algo de temor y ciertamente con celeridad, tratando de llegar luego a destino para lograr tranquilidad y abrigo.

Una silueta tal como todas caminaba por la acera envuelta en chaquetas, gorros y bufandas para sobrevivir al frío, tratando de llegar a su hogar como todas las siluetas; lo único que la distinguía de las otras era la ausencia del típico vapor que expele la nariz o la boca al contacto del aire caliente de la respiración con el aire helado del ambiente. De todos modos a esa hora pasaba casi desapercibido dicho detalle, más aún cuando casi toda la gente caminaba mirando al suelo, para evitar caerse o tratar de mantener algo más encerrado el calor corporal. La silueta seguía avanzando incólume a través del frío, sin parecer llegar a ninguna parte. Su marcha era firme y continua, cortada apenas por los cruces de calles a los que se acercaba con prudencia para evitar ser atropellado, y que terminaba cruzando al trote para apurar su destino.

La silueta seguía su peregrinar nocturno, sin llegar a destino. A veces se detenía largos segundos a reconocer las calles y encontrar un rumbo que a todas luces parecía haber perdido, o inclusive nunca haber tenido. De pronto el nombre de una de las calles le pareció conocido, siguiendo dubitativo por algunos metros hasta tener la certeza de estar en la senda correcta. De ahí en más su andar se aceleró hasta llegar al trote, como si estuviera desesperado por arribar a su destino; de pronto vio el edificio del cual había salido varias horas atrás, y notó que su ausencia había pasado desapercibida, por lo que podría entrar sin llamar la atención de nadie y volver a su tranquilidad de siempre. En cuanto entró se dirigió a la sala, se sacó las vestimentas y buscó el sarcófago para acostarse y volver a soñar con su amado Nilo, que vería en cuanto acabara la exposición y devolvieran sus restos al museo del cual nunca debió salir.

2 Comments:

Blogger Unknown said...

Me dio miedo la silueta errante...una momia :O
bonito cuento.

1:13 a.m.  
Blogger Javier Maldonado Quiroga said...

Buen cuento. Me gustó, sobre todo, el uso de un lenguaje un poco más sobrecargado, lo que le da potencia al relato.

2:21 p.m.  

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