Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, agosto 22, 2012

Tacos

El eco del ruido de los tacos de la mujer resonaba en las paredes de la vacía calle sin salida. A las dos de la madrugada en los suburbios de la ciudad, la vida parecía detenida en el tiempo a media semana. Salvo cuatro o cinco sombras que escapaban de la realidad, para no tener que volver a la eterna rutina de dormir para trabajar y trabajar para dormir, la calle a esa hora estaba tan habitada y transitada como un desierto. Así, el rítmico sonido de los tacos de la mujer parecía hacer vibrar todos los rincones a los que llegaba.

La mujer de los tacos estaba esperando a un hombre que había contratado sus servicios. Ella era una de las escort más bella de la ciudad, y que estaba dispuesta a todo si el pago era el que consideraba justo. En esa ocasión, el hombre la había contratado para que lo acompañara a una fiesta en uno de los centros de eventos más exclusivo de la ciudad, y luego terminaran la noche entre las sábanas de un hotel. La mujer puso su precio, el cual fue aceptado sin reparos, por lo que haría el trabajo sin mayores contemplaciones. A los quince minutos de estar paseando de un lado a otro, un vehículo de lujo apareció para llevarla al evento.

La mujer entró de la mano del millonario que la había contratado. El hombre necesitaba presentarse con ella frente a un grupo de empresarios japoneses, que no veían bien el hacer negocios con un hombre sin pareja; así, su trabajo era aparentar ser la esposa del millonario para dejar conforme a sus eventuales socios, y así concretar una fusión que podría cambiar el futuro de miles de trabajadores. Cuando la mujer llegó donde el grupo de japoneses, sacó de entre sus ropas una argolla de acero conectada a una cadena y la tiró con fuerza: en ese instante, la carga de explosivo plástico que le habían colocado dentro del abdomen una semana antes en un pabellón explotó, matándola a ella y a todos quienes estaban a diez metros a la redonda. Su trabajo estaba terminado: el precio que había fijado había sido pagado, su familia tenía el futuro asegurado, y sus días en esa realidad denigrante por fin habían llegado a su fin.

3 Comments:

Blogger Unknown said...

Buen método para terminar con una vida de mierda y de paso terminar con la de varios mas jeje

12:04 a.m.  
Blogger CG said...

Mmmmmmmmmm...
¿Lo mas espeluznante? Es que podría ser cierto... y la sola idea me pone los pelos de punta :-)
Efecto logrado.
Po

9:00 p.m.  
Blogger LA LOCA DE LA CASA said...

Seré ruda, admiro tu imaginación, la capacidad de inventar historias. Me desencanta la fluidez del relato. Es muy rígido y obvio.

1:57 a.m.  

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