Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, marzo 13, 2013

Novia

Los pasos de la muchacha se escuchaban a metros de distancia, pese al esfuerzo que hacía por avanzar en silencio. El chapoteo de sus zapatillas en las posas formadas en el suelo del túnel de drenaje, junto con el tamaño de la estructura y el silencio del resto de las criaturas, hacía que su presencia fuera imposible de ocultar. La muchacha caminaba casi a ciegas, afirmada de una de las paredes del gran ducto, tratando de encontrar una salida de ese lúgubre sitio e incómoda situación. Las imágenes de los recuerdos aún estaban algo borrosos en su mente, producto del alcohol y la euforia.

La muchacha estaba a punto de casarse. Esa noche era su despedida de soltera, y sus amigas le tenían una sorpresa insospechada para ella. Luego de sacarla de su oficina a la hora de salida con una venda sobre sus ojos y hacerla dar vueltas por más de media hora mientras le daban a beber de una botella de ron a cada rato, llegaron al incierto destino. Cuando la chica abrió los ojos, luego que le sacaran la venda, se encontró en una especie de cabaret con todas sus amigas y un musculoso bailarín, que terminado su espectáculo y ya sin nada de ropa, se ofreció a tener sexo con ella a vista y paciencia de sus compañeras de trabajo, lo que fue aceptado por la joven sin reparos: era su última noche de soltera, y si no contaba con la complicidad de sus amigas, al menos podría culpar al alcohol de su desenfreno. Al terminar de dar rienda suelta a sus instintos con el bailarín, la noche se tornó cada vez más borrosa, hasta perder por completo el conocimiento.

Cuando la novia abrió los ojos se encontró en un túnel húmedo y oscuro, que por su inconfundible olor debía corresponder a alguno de los drenajes de la ciudad. Luego de maldecir a sus amigas y a su líbido, la chica empezó a avanzar escuchando el eco de sus pasos en el piso de piedra del nauseabundo pasadizo, hasta que de pronto el sonido cambió por el típico chapoteo al pisar posas de agua: si tenía suerte, eso quería decir que estaba cerca de alguna salida a la superficie, por lo cual sólo debía tratar de encontrar la escalera que la sacaría de ese lugar, que debía corresponder con alguna zona al menos pobremente iluminada. La muchacha llegó a un sector donde se veía una tenue claridad, y que correspondía con una barrera que bloqueaba el paso del túnel, de un material blando, como sacos apilados; al concentrar su vista vio que se trataba de un enrejado metálico, típico de ductos de aire en grandes alcantarillas. De pronto una potente luz se encendió, dejándola encandilada por varios segundos. Cuando pudo volver a ver con claridad vio parado en el enrejado a su novio con un gran cuchillo ensangrentado, abriendo la puerta para bajar donde ella. En ese instante miró sus zapatillas y se enteró que las posas en que chapoteaba no eran de agua; al ver al frente descubrió con espanto que la trinchera que cortaba el paso del túnel no estaba hecha con sacos de arena.

2 Comments:

Blogger Unknown said...

Eso pasa por tener novios celosos...

11:47 p.m.  
Blogger Don Paulo said...

Qiubo Dr. Manhattan!.
Sabes este es un gran relato, pero tengo sí un gran reparo. El novio y el cuchillo. Yo los sacaría, están demás. Ya el tunel post carrete de novias está notable. ESe tunel, las descripciones que haces de él, son suficientes, para ir pasando de la lujuria a la culpa. Humedad, obscuridad, están geniales como analogías y alegorías.
Saludos

1:40 p.m.  

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