-¿Te acuerdas de
la luna, vieja?
-¿Cómo no me voy
a acordar de la luna viejo, si cuando éramos jóvenes me escribías poemas de
amor y la nombrabas a cada rato?
-¿Fuimos jóvenes
alguna vez? Ya ni me acordaba…
-No te pongas
tonto viejito lindo. Oye, ¿y por qué me preguntaste si me acordaba de la luna?
-No me acuerdo…
ah sí, ahora me acordé, ¿te acuerdas de los poemas que te escribía y donde
nombraba la luna a cada rato?
-Pero si te acabo
de decir eso pues, viejo.
-Ah verdad…
-¿Y?
-¿Y qué…? Ah, la
luna. ¿Te acuerdas que cuando éramos chicos nos decían que si mirabas la luna
llena se veía a la virgen María montada en el burrito?
-Sí viejo, mi
mamá me lo decía cuando chica.
-¿Y te acuerdas
que también decían que era de queso?
-Sí viejo, mis
amigas decían eso.
-¿Y te acuerdas
que después nos decían que la luna hacía las olas y las mareas?
-Sí viejo, en el
colegio enseñaban eso.
-¿Y te acuerdas
que antes del setenta los gringos llegaron a la luna, y trajeron piedras, y
tierra, y dejaron aparatos allá?
-Claro que me
acuerdo, si lo vimos juntos en nuestro primer televisor a tubos.
-¿Y te acuerdas
cuando iban a usar la luna como plataforma para ir a Marte?
-Sí viejo, si eso
fue hace cinco o seis años no más, el 2020.
-¿Y te acuerdas
que cuando estaban por despegar, la luna se empezó a salir de su órbita, y ahí
recién supieron que nunca fue satélite sino una nave extraterrestre gigante que
emprendió un nuevo curso?
-Sí viejo, me
acuerdo de la escoba que quedó, que se echó a perder el clima, las mareas y
todo eso.
-Sí… así con las
cosas…
-Oye viejito, ¿y
por qué me preguntaste tantas cosas de la luna?
-¿Cuál luna?
-La luna pues
viejo, concéntrate.
-Ah, la luna…
-Ya pues viejo,
¿por qué preguntas por la luna?
-Porque acaba de
volver, y parece que ahora va a aterrizar…