Si entras a este blog es bajo tu absoluta responsabilidad. Nadie asegura que salgas vivo... o entero. Si imaginaste que aquellas pesadillas interminables que sufrí­as de niño cuando te daba fiebre eran horrorosas, prepárate para conocer una nueva dimensión de la palabra HORROR...

miércoles, mayo 08, 2013

Anestesia

El sicario estaba esperando el instante en que empezaría a morir. No le tenía miedo a la muerte, pero ese era tal vez el modo más indigno que se le hubiera podido ocurrir para dejar este mundo y partir al infierno.

El sicario era un hombre joven, dedicado a matar a los enemigos de quien fuera que lo empleara. A diferencia de la gran mayoría de los asesinos de la mafia, él no estaba alineado con ninguna familia, era simplemente un asesino a sueldo que vendía sus homicidios al mejor postor; así, un día podía estar asesinando a quien lo había contratado la semana anterior, sin que ello le generara conflicto moral alguno, lo que lo hacía cada vez más temido y a la vez, buscado para ejecutar trabajos por doquier.

Hacía ya un par de meses que el hombre había estado con problemas digestivos, por lo que había tenido que dejar algo de lado el negocio para poder tratarse. Luego de una serie de exámenes el médico diagnosticó cálculos en la vesícula y lo derivó a un cirujano para resolver el problema, extrayendo el órgano alterado. De un día para otro el sicario había cambiado las armas por los formularios y los exámenes para prepararse para ser operado, y así volver lo antes posible a las calles a ganarse la vida matando desconocidos. El cirujano le dijo que el procedimiento se haría sin tener que abrir el abdomen, lo cual disminuía el tiempo de reposo pos operatorio.

Esa mañana había llegado temprano a la clínica. A los pocos minutos de ingresar ya estaba listo a ser anestesiado para que el cirujano y su equipo hicieran su trabajo. Luego que le colocaran la anestesia y que dejara de sentir la parte inferior de su cuerpo, se dispuso a dormir para matar el tiempo; además, no tenía gracia ver sus órganos internos por una pantalla, después de haber visto los de muchos de sus trabajos en directo y fuera de la cavidad abdominal. De pronto un sonido metálico conocido lo puso en alerta, pero sin que fuera capaz de reaccionar por la anestesia que le habían colocado: de un instante a otro tres hombres con armas con silenciadores entraron al pabellón, asesinando a todo el equipo quirúrgico, y haciendo pasar a alguien con vestimenta médica, quien abrió por completo su abdomen con un afilado bisturí, para luego recibir un disparo en una de sus sienes.

El sicario estaba esperando el instante en que empezaría a morir. No le tenía miedo a la muerte, pero ese era tal vez el modo más indigno que se le hubiera podido ocurrir para dejar este mundo y partir al infierno. El asesino era hijo de una de sus víctimas, y a su vez lo había contratado en su momento para cobrar venganza; sin embargo, su falta de lealtad con todo el mundo lo dejaba fuera de la escala de valores del crimen organizado en familias. El sicario vio cómo metían ratones hambrientos por la incisión en su abdomen, y escuchó el ruido que hacían al empezar a devorar sus vísceras. Una vez que sus asesinos se fueron, empezó a pensar cuánto tiempo duraría la anestesia que le habían colocado...

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Aterrador como siempre doc ...

8:13 p.m.  
Blogger Unknown said...

Una bonita forma de morir... anestesiado XD

12:19 a.m.  
Blogger Eleanor Rigby said...

Buenisimo...

1:16 a.m.  

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